miércoles, 27 de mayo de 2009

El maldito ABORTO...

TRABAJEMOS SOBRE ESTE DRAMA!

LA SEPARACIÓN

EL HIJO DE PADRES SEPARADOS
Por: Óscar A. Campuzano G.

Dado el elevado número de separaciones entre parejas que se producen hoy en día, son muchos los niños afectados por esta situación. Esta situación ha dejado de ser excepcional para pasar a ser bastante habitual.

Además del shock emocional para los padres que supone una ruptura sentimental, éstos cargan con el miedo de cómo toda esa situación repercutirá en sus hijos.
Las consecuencias que sufre el hijo de padres separados estarán más relacionadas:

- Con las desaveniencias familiares previas y asociadas a la separación.
- Y con el papel que hacen jugar al niño en la separación más que con la propia separación.
Esto, junto con la edad y la madurez del propio niño condicionarán la forma cómo esta separación influirá en su desarrollo.

Veamos varios apartados:

Posibles reacciones en el niño

Como influye la edad y madurez del niño

Mensajes clave para recordar al niño

Mensajes clave para los padres
POSIBLES REACCIONES DEL NIÑO

- Reacción de ansiedad, e incluso angustia, durante el conflicto y tras la separación de los padres. Suelen sentir miedo.

- Lloran a menudo y esto les tranquiliza. Hay que acompañarles en ese momento, y favorecer esa expresión del dolor que sienten.

- Insisten una y otra vez en el deseo de que los padres vuelvan a estar juntos. Hasta que no aceptan que esto no es posible, se muestran muy tristes e infelices. Acabarán aceptando que esto no es más que una fantasía.

- Algunos se acuerdan del otro progenitor, cuando el que está con ellos les regaña; y desean tanto estar con el otro, que incluso pueden llegar a pensar en escaparse de casa. Llegan a idealizar más al otro progenitor, al ausente, pues sólo recuerda los buenos ratos pasados con éste.

- Probablemente, aparezcan trastornos en el sueño y en la alimentación
COMO INFLUYE LA EDAD Y MADUREZ DEL NIÑO

- Cuanto más pequeño es el niño, dispone de menos mecanismos para elaborar lo que está pasando. En consecuencia, suelen aparecer manifestaciones de ello a través del cuerpo: molestias abdominales, vómitos, dolores de cabeza...

- Cuando el niño es algo mayor puede sentirse la causa de dicha separación y, por tanto, sentir gran culpabilidad. Suelen aparecer depresiones con fases más agresivas, repercusiones en el rendimiento escolar, regresiones a edades anteriores (vuelven a surgir comportamientos anteriores, de más pequeños,...)

En niños ya más mayores, suele desarrollarse una hipermadurez en parte positiva, pero a la vez peligrosa que pretende sustituir al progenitor ausente.

MENSAJES CLAVES PARA RECORDAR AL NIÑO
- La decisión de separarse es exclusivamente de los padres. Ellos han tomado esta decisión porque creen que es lo mejor para todos los componentes de la familia. Los hijos no han tenido nada que ver en esta decisión.

- Los padres no se han separado porque el niño se haya portado mal, pues otras veces lo ha hecho y no ha ocurrido así.

- Resaltar al niño cuántas personas se preocupan por él (abuelos, amigos, profesores,...) y desean que sea feliz. Por tanto, ha de borrar ese miedo que siente a ser abandonado, a quedarse sólo. Cuenta con el cariño de más personas.
- Seguirá disponiendo de ambos padres, en todos los aspectos que él precise, aunque ya no vivan juntos.

- Siempre que le preocupe algo o se sienta mal, podrá hablar con los padres; ello le hará sentirse mejor.

- Aunque los padres se hayan separado, el niño puede igualmente amar y ser amado; no tiene por qué repetirse esa situación siempre.

- Los padres demuestran su amor de muy diversas maneras. Pero puedes sentir que tus padres te siguen queriendo si intentan estar contigo todo el tiempo que pueden, si te ayudan cuando lo necesitas y si te escuchan.
MENSAJES CLAVES PARA LOS PADRES

- No caer en la sobreprotección del hijo por pena; se le ha de seguir tratando como a un niño "normal" de su edad. Si no "no le ayudaremos a crecer", acabará comportándose de forma inmadura y más infantil de lo que le corresponde.

- Todas las personas tienen virtudes y defectos; también los padres. Hablar con el niño del otro progenitor con argumentos reales, sin caer en la ficción.

- Es preferible que, los días de encuentro, no se llenen excesivamente con actividades, pues si se ocupa el tiempo en hacer demasiadas cosas, no hay tiempo para charlar, comunicarse,...

- Los puntos más conflictivos de los padres tras la separación suelen ser: los hijos, el dinero y las nuevas relaciones. Intente ser objetivo y no intentar poner al hijo de su parte. Hay que intentar solucionar estas cuestiones, sin involucrar a los hijos.

- Es preferible para los niños, que vuelva a constituirse una familia compuesta por hombre y mujer, aunque uno de ellos no sea el verdadero progenitor; ello reparará los vínculos dañados, aunque requerirá tiempo la aceptación de esa nueva situación por parte de todos.
El divorcio de los padres y las consecuencias para los hijos

El número de divorcios y de separaciones ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según Investigaciones Sociológicas, el número de divorcios había aumentado un 47% y el de separaciones matrimoniales en más de un 65%. Eso significa que muchos niños (los hijos) estarán ingresando en situaciones para las cuales no están preparados. Y aunque pensemos que es mejor que la pareja se separe que continúen viviendo situaciones conflictivas de convivencia, indudablemente, una separación afectará a sus hijos.

En todo caso, si el niño está viviendo situaciones no idóneas, por ejemplo, de constantes peleas, discusiones, que terminan en maltrato, problemas de alcoholismo o drogas, y que el ejemplo de su padre y/o madre no sea el más adecuado, será más beneficioso para él que sus padres se separen. Esta comprobado que el niño sufre mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos que cuando deciden vivir separados. Los niños quieren sentir que sus padres son felices. Es importante considerar que al tomarse la decisión de separarse que se analice primero la relación con los hijos, los cambios que éstos pueden sufrir, las razones que tendrán que presentar a los hijos, y sobretodo que su decisión no afecte ni comprometa a las necesidades básicas de los niños. El niño continuará necesitando de cariño, de cuidados, de atención, de apoyo, comprensión, etc.
Padres separados y los hijos

Aunque separados, la pareja ya no es una pareja de matrimonio pero jamás dejará de ser una pareja de padres para sus hijos. No se puede olvidar que los niños tienen derechos y necesidades básicas como la alimentación, el alojamiento, el cuidado cuanto a la salud, la educación, la vestimenta, en resumen, atenciones de todo tipo. Los niños sólo se sentirán seguros si existe un clima de confianza, respeto, y de afecto con sus padres. Considerando estos derechos, los padres deberían ofrecer una educación basada en valores como el optimismo, la responsabilidad y la familia, brindando a sus hijos con una convivencia civilizada, integradora y social, observando el comportamiento de sus hijos y estando a su lado en todas las horas en las que necesiten y no solo durante las establecidas visitas. Todo eso, aparte de las obligaciones económicas para la manutención de todas las necesidades básicas de los niños.

La explicación del divorcio O SEPARACIÓN a los hijos

No se debe ahorrar esfuerzos para que los hijos entiendan la decisión de los padres. En general los divorcios son muy traumáticos para los hijos, pero si para los cónyuges es algo insoportable el no separarse, el mantenerse juntos supondría un engaño a los hijos, una farsa, y probablemente sufrirían mucho más viendo discusiones diarias y una falta de amor o cariño patente, que si el divorcio se consumara.
Esta claro que el divorcio no es bueno, y muchas veces, dependiendo de cómo se dé la separación puede significar un dolor difícil de superar para los hijos. Sobre todo hay que evitar meter a los niños dentro del conflicto. Hay que saber diferenciar entre la pareja y el papel del padre y/o madre.
Cómo explicar la separación de los padres

Lo ideal sería que los hijos fuesen informados sobre la situación de una forma adecuada según la edad, que no se hablase mal a los hijos de su padre o madre, que se concediese tiempo a los hijos para que asimilen y entiendan la nueva realidad, que los hijos se sintiesen seguros, y que todos tuviesen una orientación profesional y consejos que les ayudasen a se comunicar y resolver el problema. Es importante que la información sobre la separación de la pareja sea dada al hijo por sus padres y no por terceras personas.

Consejos para hablar de divorcio o separación con los hijos:

- Explica a tu hijo que papá y mamá ya no pueden y no desean vivir juntos y que a partir de ahora vivirán en distintas casas.
-Hable con tus hijos de la realidad de la separación teniendo el cuidado de no culpabilizar a nadie.
- Asegure repetidamente a tus hijos que ambos padres les siguen queriendo igual o más que antes y que él será visitado por el padre o la madre que no tenga su custodia.
- Mantenga constantes al máximo los aspectos habituales de tu hijo: domicilio, entorno, relaciones con los padres, colegio, horarios, etc.
- Asegure a tus hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad por lo que ocurrió, por el divorcio. Ellos no tienen la "culpa". La culpa tiene papá y mamá por igual.
- Explique claramente que el divorcio es definitivo. Que no existe la posibilidad de volver atrás.
- Trate de proteger las opiniones positivas que tu hijo tenga de ambos padres.
- Facilite la relación de tu hijo con el progenitor, siendo flexible en los horarios, etc.
- Trate con el progenitor no custodio todo lo relacionado con la educación, la salud, etc., de su hijo.
Cuidados de los padres separados que no viven con los hijos

- Los hijos no son objeto. Lucha no por apropiarse de ellos y sí por su libertad.
- Es necesario estar con ellos para darles amor.
- Luche por él movido por tu amor y no por el odio o el rencor hacia quien le impide verlo
- Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Pórtate bien. Si lo que quieres es respeto, respeta a tu hijo.
- Los hijos necesitan al padre y a la madre. No importa lo humillado, desprotegido que se encuentre, nadie puede darle lo que él necesita sino sus padres. Para ellos el padre y la madre son únicos e irremplazables.
Reacción de los hijos al divorcio o separación
Cuanto más pequeño sea el niño, más dificultades tendrá para entender el por qué de la separación de sus padres.
Cuando un niño de cuatro o cinco años se entera de que sus papás se separan, hay un gran desconcierto porque él todavía no lo entiende. Él ha visto a sus padres siempre juntos y se niega a admitir que esta situación se cambie. Protestará día a día de la ausencia del otro, e insistirá en que vuelvan a estar juntos. Pero todo eso dependerá muchísimo de la forma en que se desarrolle el proceso de separación. Los padres no deberán ahorrar esfuerzos para que los niños entiendan su decisión y les hagan ver que es algo necesario.
Cuanto menor el niño, más dificultad tendrá para entender lo que esta pasando en su casa. Ante la situación de separación de sus padres, muchos hijos se ponen rebeldes, malcriados o deprimidos, y esta situación fácilmente se reflejará de una manera negativa en su desarrollo en la escuela, en su contacto con la familia, y en su convivencia social, lo que hará con que pasen a buscar otras salidas no adecuadas y beneficiosas para sus conflictos. En otros casos, las consecuencias vienen después del divorcio y la competencia entre quién es mejor, si el padre o la madre, según el trato que se les den.

Consecuencias psicológicas que la ruptura conyugal puede generar en los hijos

Divorcio o separación en el embarazo

Si la separación ocurre durante el embarazo o durante los primeros meses de vida, es probable que el niño se vea afectado por el estado de ánimo de la madre, y por lo tanto pueda nacer con poco peso o con retraso en el desarrollo cognoscitivo y emotivo.

Divorcio o separación con hijos entre uno y tres años

En la época de la separación, es probable, que el niño se vuelva muy tímido, se comporte como un niño más pequeño que su edad afectiva, requiera mucha más atención y tenga pesadillas nocturnas. Divorcio o separación con hijos entre 3 a 6 años

El niño no entiende todavía qué es una separación, pero al notar que uno de los miembros de la pareja no duerme en casa, es probable que piense que es por su culpa, y reaccione de formas opuestas: o se vuelve muy obediente (pensando que si es bueno el padre volverá) o también mucho más agresivo o rebelde de lo que su carácter haría esperar.

En esta edad, además algunos de los pequeños niegan la ruptura tanto a sí mismos como a los demás (mienten a los parientes o amigos diciendo que sus padres todavía duermen juntos de noche, y ellos siguen jugando con muñecas durante meses, simulando su propia familia y haciendo que sus padres duerman uno al lado del otro).

Divorcio o separación con hijos de hasta los 6 años

Los niños sufren un gran temor a ser abandonados, junto con una profunda sensación de pérdida y de tristeza. Pueden sufrir trastornos del sueño, de alimentación y adoptar conductas regresivas.
Divorcio o separación con hijos entre los 6 y 9 años

Aparecen sentimientos de rechazo, las fantasías de reconciliación y los problemas de lealtad. Es posible que los niños experimenten rabia, tristeza y nostalgia por el padre que se ha ido. En los casos en que los cónyuges han tenido conflictos graves, algunos hijos pueden vivir una lucha entre sus afectos por los padres y por la madre. Otras veces, se les descuida en el aspecto material, obligándolos a que preparen la comida, vigilen a los hermanos menores y asuman responsabilidades demasiado pesadas para su edad.

Divorcio o separación con hijos entre 9 y 12 años

Los hijos suelen manifestar sentimientos de vergüenza por el comportamiento de sus padres, y cólera o rabia hacia aquel que tomó la decisión de separarse. Además aparecen los intentos de reconciliar a sus padres, el descontrol de los hábitos adquiridos y problemas somáticos (dolores de cabeza, estómago...)
Divorcio o separación con hijos adolescentes

· De los 13 a los 18 años, la separación de los padres causará problemas éticos, y provocará, por lo tanto, fuertes conflictos entre la necesidad de amar al padre y a la madre y la desaprobación de su conducta. Generalmente las reacciones más comunes en esta etapa son:
· Una madurez acelerada, es decir, el adolescente adopta el papel del progenitor ausente, aceptando sus responsabilidades.
· Por el contrario podría adoptar una conducta antisocial: no acata ni acepta las normas, desobediencia, conductas de robo, consumo de alcohol, drogas...

La separación no necesariamente debe causar estas reacciones, pero sí algunas de ellas.

Es importante subrayar que la diversidad de experiencias que viven los hijos después de la separación de los padres es, de cualquier modo, una señal positiva, porque prueba que el divorcio no es el único hecho que los perjudica y que, muchos de ellos, superan la crisis familiar saliendo de ella reforzados y más maduros que sus coetáneos pertenecientes a familias unidas.
¿Dormir en la cama de los padres porque se han separado?

¿El bebé o niño debe o no dormir en la cama de los padres?

Enseñar al niño a que se duerma solo, teóricamente, es lo mismo que enseñarle a comer, a ducharse, a cambiarse él solito. El sueño también es un hábito, muy necesario, que entra en la vida del niño y que, como todo lo demás, debe ser bien orientado desde el principio. Un niño que no duerme bien, es decir, que no concilia el sueño en su camita, da el mismo trabajo que otro que no quiere sentarse a la mesa o que monta un escándalo para irse a la ducha.
Muchos padres cometen el error, por variados motivos no siempre justificables, de llevar al bebé a su cama. Según algunos expertos en sueño infantil, el bebé ya debe ser puesto en su cuna desde su primer día en casita, para evitar a que se acostumbre a dormir con los papás. En determinadas circunstancias, muy puntuales, cuando el bebé está enfermo y los padres se sienten más tranquilos por tenerlo más cerca o porque en el medio de la noche el bebé se despierta asustado, se puede tolerar a que el niño o la niña se duerma en la cama de sus padres, pero mucho cuidado para que eso no se convierta en un hábito. Los niños son muy listos y pueden aprovecharse de la situación. Y para cambiar la realidad les costará muchísimo.

La rutina es lo mejor

Para que el niño no se acostumbre a dormir en la cama de sus padres es necesario llevarlo de vuelta a su cama cuantas veces sea necesario, sin hablar ni discutir. Los niños se comportan mejor cuando identifican un modelo en el que puede confiar. Enseñarles a dormir siempre a la misma hora, en su camita, con o sin osito o cobijita, les ayuda a entender lo que se espera de ellos. La rutina es lo mejor en estos casos. Evitará situaciones de ansiedad, y de innecesarias negociaciones. Una buena rutina a la hora de dormir puede durar de 15 a 30 minutos. Entre la ducha, los mimos, la limpieza de los dientes, los cuentos o las músicas, las oraciones, y lo que se les ocurra, el niño seguramente conciliará el sueño más tranquilamente. Intenta mantener la rutina en los mismos horarios todos los días. Así estará educando el sueño de tu hijo.
Es conveniente que el bebé o el niño pequeño se duerma siempre en el mismo lugar. El cambio de lugar, de cama, etc., puede dificultar el desarrollo de su modelo de dormir. En el caso de padres separados, como no se puede compartir el mismo lugar, es recomendable que se esfuercen para mantener la misma rutina cuanto a los horarios y las costumbres. Cojines, mantas, y objetos de estimación similares, y empleados a la misma hora. Es necesario seguir la misma estructura y rutina a la hora de dormir.
No es bueno dormir con los padres

Para los niños es una maravilla dormir con sus papás. Pero si ese hábito se convierte en una rutina, puede haber consecuencias no muy agradables. Dormir en la cama de los padres generalmente está contraindicado. Es necesario enseñar a los niños nociones de privacidad desde la más temprana edad.

Cuando es todavía un bebé se puede hacer algunas concesiones, pero a partir de los 3 años de edad, dormir con los padres, puede hacer con que el niño o la niña no desarrolle su individualidad ni la seguridad en sí mismo. Se puede convertirse en un niño dependiente, e inseguro.

¿Puedo dormir aquí?

Muchos niños sufren por la noche, con los miedos a la oscuridad, a los imaginables "monstruos", etc. El niño debe aprender a superar sus miedos, con la ayuda de sus padres. Y esta ayuda consiste en hacer con que el niño se enfrente y no huya de la situación. Hay que tener mucha paciencia, pero también mucha firmeza y persistencia. Todo es una cuestión de tiempo.

Cuando el niño tenga miedo es preferible que quedes un rato en su cama para tranquilizarlo que llevarlo a la cama de los papás.
Dormir en su habitación, para ellos, es estar "lejos" de papá y de mamá. Es separarse de ellos.
La hora de dormir es entendida por ellos como la hora de separarse de los padres, de sus hermanos, de sus juguetes y de todo lo que podría estar haciendo. Esta es la razón por la que la mayoría de los niños se vaya a la cama siempre protestando. Por eso, como cualquier otra necesidad, el dormir solo también se aprende. Lo ideal es que entre los tres y los seis meses de edad el niño ya esté durmiendo solo o con sus hermanos. Para los niños eso significa dar un paso a la autonomía; para los padres es recuperar intimidad. Superada esta primera etapa, podrán aparecer otras. Por ejemplo: cuando el niño ya consigue salir de la cuna y camina. Esta otra etapa suele aparecer entre los 12 y los 18 meses de edad. Luego, la conocida ansiedad de separación irá decreciendo poco a poco a los tres años de edad. Y a los cuatro años empezarán a aceptar la separación parcial de sus padres porque a esta edad ya van al colegio y van a jugar a la casa de amiguitos.

Padres separados : Hijo abandonado ¿Qué se debe hacer cuando una pareja se separa y los dos (cada uno por su lado) "pasan" del hijo de 10 años que tienen en común y éste (que hasta entonces ha estado supermimado) es bastante problemático (por malcriado) y siempre lo dejan con la abuela o con el resto de familiares continuamente?

La separación no llega como la descarga de una tormenta repentina; es el punto final de determinadas distensiones conyugales que versan sobre los sentimientos, los gustos, las opiniones, la unión sexual, los criterios más sinceros de cada uno de los esposos. En una separación, la distancia entre ambos cónyuges se ensancha hasta situar a cada uno de ellos en un universo totalmente diferente del que ocupa el otro. Pero en este caso existe un hijo, que es el vivo testimonio de un lazo conyugal y que reclama, para poder desarrollarse armónicamente, un padre y una madre.

Como realmente parece que te preocupa el niño sería importante que hablaras con los padres del abandono que se está produciendo hacía el hijo. El fracaso de los padres no debe ser también el de los hijos, aún cuando la situación no sea la ideal para su desarrollo. Los niños que a edad muy temprana se ven privados de la atención y del cariño de unos padres, se muestran más agresivos, menos cooperativos, menos tolerantes a la frustración, se portan mal y en ocasiones presentan signos de retraimiento social. Los problemas y carencias tendrán lugar en muchos campos, pero especialmente en los relacionados con la estabilidad emocional, la intimidad, la confianza y la capacidad de desarrollar un mundo interior sereno y relajado para toda su vida. A largo plazo, dichas carencias generarán dificultades a la hora de crear y mantener relaciones duraderas. En general, la salud física y mental de este niño resultarán afectadas y cuando sea adulto, adoptando el modelo parental, lo más probable es que él a su vez, tenga dificultades para relacionarse con sus propios hijos y encargarse de su cuidado. Si no te encuentras con suficiente fuerza como para hacer comprender a estos padres que tienen una responsabilidad y un compromiso para que este hijo que tienen hoy sea un adulto sano, equilibrado y feliz, intenta concienciarles, por lo menos, para que acudan a un buen psicólogo infantil.
EL DIVORCIO O SEPARACIÓN

Los padres que se están divorciando se preocupan a menudo acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Los padres se preocupan principalmente por sus propios problemas, pero a la vez están conscientes de que son las personas más importantes en la vida de sus hijos.

Los padres se pueden sentir o desconsolados o contentos por su divorcio, pero invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos y abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos. Los hijos no pueden entender el divorcio y los padres deben explicarles lo que está pasando, cómo se afectan y cuál será su suerte.

Los niños pueden creer que son la causa del conflicto entre sus padres. Muchos niños tratan de hacerse responsables de reconciliar a sus padres y muchas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. La pérdida traumática de uno o de ambos padres debido al divorcio puede hacerlos vulnerables a enfermedades físicas y mentales.

Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en sus hijos. Estas señales pueden incluir la falta de interés en la escuela, por los amigos o aún al entretenerse. Otros indicios son el dormir muy poco o demasiado y el ser rebeldes y argumentativos con los familiares.

Los niños han de saber que su mamá y su papá seguirán siendo sus padres aún si el matrimonio se termina y los padres no viven juntos. Las disputas prolongadas acerca de la custodia de los hijos o el presionar a los niños para que se pongan de parte del papá o de la mamá le pueden hacer mucho daño a los hijos y puede acrecentar el daño que les hace el divorcio.

La continuación de la obligación de los padres por el bienestar de los hijos es vital. Si el niño parece tener indicios de estrés, los padres deben consultar con su médico de familia o pediatra para que lo refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes.

El psiquiatra podrá evaluar y darle tratamiento al niño para aliviar las causas del estrés. Además, el psiquiatra podrá aconsejar a los padres ayudándolos a minimizar los problemas que causa el divorcio en la familia.

LA SEPARACIÓN Y EL DIVORCIO, CUANDO NO HAY MAS REMEDIO...

Para los psicólogos, la separación y el divorcio son alternativas por las cuales puede pasar la pareja en un momento dado de su vida. Lamentablemente, existen circunstancias que, en ocasiones, escapan al control emocional y racional de los cónyuges y la separación y/o el divorcio, se convierten en herramientas que pueden evitar un mal mayor.

Fomentamos la familia y procuramos resolver los problemas de pareja que puedan conducir a una separación, sin embargo, existen sin duda circunstancias que obligan al terapeuta familiar a considerar, en ocasiones, estas posibilidades.

Las dimensiones del problema a nivel psicológico

La intensidad de las emociones, el dolor, las ofensas, el rencor y otros sentimientos provocan un daño profundo en la pareja difícil de recuperar. Por otro lado, la victimización de los hijos atrapados en la "batalla conyugal", produce deterioros psicológicos irreparables en la psiquis de los menores.

Estos niños sufrían, en la mayoría de los casos, síntomas asociados a la falta de control en la agresión. En los más pequeños, la agresividad era contra los padres separados y los hermanos. En los mayores, ya adolescentes, el problema tomaba forma de actos antisociales y de delincuencia, así como alcoholismo y adicción a las drogas.
En los casos de las hijas de divorciadas adolescentes se encontró frecuencia de promiscuidad sexual, en mayor proporción que las hijas de matrimonios no divorciados.

Se ha enfatizado la importancia de la depresión en el cuadro clínico de los niños de padres divorciados. En una investigación, entre niños tratados como pacientes psiquiátricos ambulatorios de depresión media y severa, un alto porcentaje de la muestra era de niños de padres divorciados.

En un estudio de seguimiento de una muestra nacional de 5.362 niños nacidos en la misma semana, se encontró que el 46.5% de los hombres cuyas familias se habían visto afectadas por un divorcio o separación antes de los cinco años, sufrían algún tipo de psicopatología o falta de ajuste social y fueron hospitalizados antes de los 26 años por enfermedades psiquiátricas de tipo afectivo o por úlceras gástricas, colitis o se hicieron delincuentes hacia los 21 años, comparados con el 17.9% de los hombres provenientes de familias no divorciadas. En este mismo estudio también se encontró que el 36.3% de las mujeres cuyas familias se rompieron antes de los 5 años, fueron hospitalizadas por enfermedades psiquiátricas o por úlceras gástricas, colitis o se hicieron delincuentes hacia los 21 años o se separaron o divorciaron antes de los 26 o tuvieron hijos ilegítimos, comparadas con el 9.6% de las familias que no sufrieron divorcio.
El 39% de los hombres cuyas familias se rompieron antes de que cumplieran 16 años, sufrieron antes de los 26 años, problemas psicopatológicos o de inadaptación social o se divorciaron o separaron antes de los 26 años, comparados con el 18% de los hombres de familias intactas.

El 41% de las mujeres cuyos padres se divorciaron antes de los 16 años, hacia los 26 sufrieron lo mismo que los hombres o tuvieron hijos ilegítimos, comparadas con el 10.1% de las mujeres de familias no divorciadas.

También en este interesante estudio longitudinal se demuestra que los hombres de familia de clase social trabajadora, hijos de padres divorciados, a la edad de 26 años, ganaban de forma significativa menos ingresos si se los comparaba con los hombres de familia no divorciados.

Igualmente encontraron que los hijos de ambos sexos, de padres separados, tenían una vida académica significativamente menor que sus pares de familias no divorciadas.

Es de hacer notar que los hijos de padres fallecidos tenían poca repercusión en la diferencia en los logros académicos de hijos de padres no divorciados, lo que demuestra que el divorcio impacta aún más psicológicamente que la muerte que los seres queridos.

Los hallazgos indican que la separación y divorcio de los padres, tienen un considerable perjuicio sobre la vida de los hijos que se expresa en patologías psicológicas, inadaptación social, menores logros educativos en ambos sexos y menores logros económicos en hombres.

Ahora bien, lo que tendríamos que preguntarnos es si el daño lo provoca la ausencia de uno de los padres o el propio trauma del divorcio. Si observamos que el daño en los hijos de padres fallecidos no es igual al de los hijos de padres divorciados, podríamos concluir que más que la falta de uno de los padres es posiblemente los elementos que componen la crisis del divorcio lo que traumaría irreversiblemente a los hijos.

La mayoría de los divorcios están precedidos por meses o años de disputas, ofensas, desamor, peleas, desilusiones y frustraciones.

En un primer lugar, las parejas comienzan con provocaciones mutuas, con trato y vocabulario hostil y episodios de gritos y de abuso físico verbal.

Allí los niños quedan amedrentados por las escenas, sin saber qué hacer y se sienten desorientados, impotentes y tristes por la falta de control de sus padres. Además los padres tienden a pedirles solidaridad a los hijos -cada uno por su lado- generándoles graves conflictos de decisión.
Posteriormente, si la pareja no logra manejar los conflictos y comienzan un proceso de divorcio, inician un período de enfrentamiento por distintas razones, sean por rencor, rabia o por la división del patrimonio conyugal. En esta fase se intensifica la hostilidad, el deseo de daño de uno al otro. Surge el odio, la amargura y a veces hasta el deseo de venganza.

En esta etapa, la mayoría de las parejas piensa que quitándole los hijos el uno al otro ganan la pelea, sin darse cuenta que le están haciendo un gran mal a la psiquis de los muchachos.
De manera que, cuando la pareja se plantea un divorcio y no hay más remedio, hay que tomar en cuenta todo lo expresado y procurar el mayor esfuerzo en que no se generen tantos problemas. Aunque parezca difícil, el divorcio o la separación debe ser acordada hasta donde se pueda y negociada. El terapeuta familiar en este momento puede jugar un gran papel, al ser el referee psicológico para juzgar lo que el juez legal no puede resolver.

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LOS PADRES

LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LOS PADRES...

1- Amar y respetar a los hijos por lo que son y no por lo que ustedes quieren que sean.
2- Permitirles la libertad necesaria para crecer, soñar, triunfar y también fracasar.

3- Crearles un hogar donde se sientan amados siempre.

4- Cuando los corrijan, dejarles saber que aunque no estén de acuerdo con lo que hicieron, no los han dejado de amar.

5- Informarles acerca a de los límites que no deberán sobrepasar y hacerles saber qué es lo que esperan de ellos, con eso se sentirán más seguros de sus actos.
6- Disfrutar al máximo de sus momentos juntos, tomando conciencia de cuán importante es ese sentimiento que los une.

7- Recordar siempre que ustedes son los padres y ellos los hijos y no confundirlos con emociones y problemas para los que aún no están preparados.

8- Darles el valor suficiente para explorar la vida y sus múltiples posibilidades, guiándolos y enseñándolos a ser cautelosos más no temerosos.

9- Conservar su salud tanto física como espiritual, ya que esto se refleja en la felicidad de sus hijos.

10- Sean para sus hijos el tipo de padres que gustan de ganarse su cariño a través de ejemplos. Amorosos, justos, generosos, morales y atentos a todas sus necesidades. Más nunca de los padres que desean obtener su amor a base de comprarlo en forma material o exigiéndoles su afecto.
Por ÓSCAR AUGUSTO CAMPUZANO G.

Lo que a los humanos les falta, a los animales les sobra!

Algún día lo aprenderemos!

CLASES DE PADRES...


Conociendo el perfil de cada padre y madre...
Por: Óscar Augusto Campuzano G.

En función de las palabras que dirigimos a los niños podemos comunicar una actitud de escucha o, por el contrario, de ignorancia y desatención.
"Los diez errores más comunes de los padres y cómo evitarlos", existe una tipología de padres basada en las respuestas que ofrecen a sus hijos y que derivan en las llamadas conversaciones cerradas, aquellas en las que no hay lugar para la expresión de sentimientos o, de haberla, éstos se niegan o infravaloran.
Los padres autoritarios
Temen perder el control de la situación y utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar al niño a hacer algo. Tienen muy poco en cuenta las necesidades del niño.
Los padres que hacen sentir culpa
Padres interesados (consciente o inconscientemente) en que su hijo sepa que ellos son más listos y con más experiencia, estos padres utilizan el lenguaje en negativo, infravalorando las acciones o las actitudes de sus hijos. Comentarios del tipo "no corras, que te caerás", "ves, ya te lo decía yo, que esa torre del mecano era demasiado alta y se caería" o, "eres un desordenado incorregible". Son frases aparentemente neutras que todos los padres usamos alguna vez.
Los padres que quitan importancia a las cosas
Es fácil caer en el hábito de restar importancia a los problemas de nuestros hijos sobre todo si realmente pensamos que sus problemas son poca cosa en comparación a los nuestros.


Comentarios del tipo "¡bah, no te preocupes, seguro que mañana volvéis a ser amigas!", "no será para tanto, seguro que apruebas, llevas preparándote toda la semana", pretenden tranquilizar inmediatamente a un niño o a un joven en medio de un conflicto. Pero el resultado es un rechazo casi inmediato hacia el adulto que se percibe como poco o nada receptivo a escuchar.
Los padres que dan conferencias
La palabra más usada por los padres en situaciones de "conferencia o de sermón" es: deberías. Son las típicas respuestas que pretenden enseñar al hijo en base a nuestra propia experiencia, desdeñando su caminar diario y sus caídas.
Por último, hay que mencionar la cantidad de situaciones en las que la comunicación es sinónimo de silencio (aunque parezca paradójico). En la vida de un hijo, como en la de cualquier persona, hay ocasiones en que la relación más adecuada pasa por la compañía, por el apoyo silencioso. Ante un sermón del padre es preferible, a veces, una palmada en la espalda cargada de complicidad y de afecto, una actitud que demuestre disponibilidad y a la vez respeto por el dolor o sentimiento negativo que siente el otro.

TALLER IDENTIFICANDO TIPOS DE PADRES

MOTIVACIÓN:

En nuestra vida siempre podremos ser mejores cada vez, y recibir mayores recompensas. El deseo de ser mejores padres y nuestro compromiso para actuar, traerá a nuestras vidas grandes satisfacciones y tranquilidad. Los principios para los padres consignados en la Palabra de Dios son aplicables a nuestras vidas y nos garantizan el éxito, en medio de un mundo lleno de confusión y desorden.
OBJETIVOS
1. Reconocer las acciones y actitudes como padre o madre. Describir las consecuencias de sus acciones y actitudes como padres, en la vida de los hijos.
2. Establecer y aplicar cambios concretos en el hogar manifestando cualidades de padres eficaces.
3. Demostrar respeto, tolerancia y cariño hacia los hijos. Asumir los deberes y responsabilidades como padres.

PROCEDIMIENTO
1. Dar una calurosa bienvenida y motivación.
2. Entregar el cuestionario a cada padre o madre, explicándoles que a través de esta actividad ellos van a conocer un poco más acerca de su labor como padres; responder el cuestionario (10 minutos). Aclarar que las respuestas son confidenciales y que solo si lo desean pueden compartirlas con otros.
3. Dar las instrucciones para determinar el resultado del cuestionario:
Padres Autoritarios: 1, 3, 5, 8, 16. Padres Permisivos: 2, 6, 7, 11, 14. Padres Sobreprotectores: 13, 17, 19, 20. Padres Eficaces: 4, 9, 10, 12, 15, 18.
Mirar en qué categoría acumuló el mayor número de respuestas marcando las respuestas positivas. (5 minutos)
4. Dividir al grupo en 4 subgrupos y a cada uno se le entrega una parte de la lectura del documento, cortándolo en 4 partes que corresponden a los 4 tipos de padres. Explicar que deben leerlo y discutirlo en grupo, y luego deben preparar una dramatización que ilustre el tipo de padres que les correspondió (15 minutos).
5. Presentar los sociodramas de cada grupo (cada una de 5 minutos máximo).
6. Retroalimentación y reflexión.
7. Reflexión. Enfatizar en las responsabilidades de los padres y en las consecuencias de sus acciones sobre la vida de los hijos. Finalmente, concretar las acciones que se van a implementar para mejorar como padres.

1. Autoritarios: los padres son extremadamente críticos en cuanto a lo que hacen los hijos. Continuamente les mandan y ordenan lo que deben o no hacer; tienden a ser fríos, hostiles y rudos. Amenazan para obligarlos a cumplir sus órdenes. Manipulan castigando y premiando, regañan, cantaletean, y señalan solo las fallas. Toman decisiones sin tener en cuenta a los hijos, los irrespetan gritándolos o llamándoles la atención delante de extraños. Por complacer a los demás. Estos padres piensan que “los hijos deben ser obligados siempre a obedecer la voluntad de los padres” porque solo esperan lo malo de los hijos y piensan en ellos como intrusos. Creen que la única manera de formar hijos responsables es tratándolos mal, en la misma forma que ellos fueron educados con gritos, insultos, golpes y amenazas. Con este trato los padres deterioran su relación con los hijos, porque los hijos se rebelan y viven en un continuo enfrentamiento. También promueven el alejamiento porque los hijos, al ser considerados y tratados como inferiores, no se sienten a la altura de las aspiraciones de los papás. Los padres autoritarios o superiores crean hijos inferiores y temerosos, con baja autoestima, inseguros, pero a la vez rebeldes y violentos, lo cual los puede llevar a problemas de vicios, delincuencia, etc. Aprenden a actuar con temor y no admiran a sus padres, pero sí los temen.

2. Permisivos: Dejan hacer y dejan pasar todo lo que los hijos quieran. Son demasiado tolerantes y los hijos terminan mandándolos a ellos, cayendo en la sumisión. Estos padres piensan que “los hijos son insoportables y rebeldes; lo único que se puede hacer es aguantárselos hasta que superen esta etapa”. Creen que hay que dejarlos hacer lo que quieren para “evitar que se traumaticen”. Además, no los corrigen porque tienen poco tiempo para estar con ellos; temen al conflicto o a perder su afecto si los contrarían. Generalmente están más interesados en lo que es cómodo para ellos que en lo que realmente conviene a sus hijos. No ponen límites ni enseñan normas. Piensan que formar a los hijos es cuestión de dejarlos crecer. Los padres permisivos o sumisos forman hijos tiranos que ven a sus papás débiles, y por lo tanto, los desprecian y los irrespetan. Promueven la irresponsabilidad y una profunda inseguridad e incapacidad, que deterioran su autoestima.
3. Sobreprotectores: son como “papás canguro; asumen las responsabilidades que corresponden a los hijos; no les permiten llegar a ser y hacer por sí mismos; les dan todo lo que piden y aun lo que no necesitan. Temen todo el tiempo por lo que les pueda pasar a sus hijos; hablan o contestan por ellos, se inmiscuyen en todas sus labores y les recuerdan repetidamente lo que deben hacer o lo que les falta. Los padres sobreprotectores crean hijos inmaduros, inseguros e incapaces.
4. Eficaces: tratan a sus hijos con el mismo respeto que a sus mejores amigos. Se interesan por ellos, comparten sus sentimientos y pensamientos, en lugar de reprimirlos. Son consistentes y firmes, tienen normas y dan instrucciones que no cambian ni modifican, sino con causas justas y dialogadas. Son capaces de entender y comprender los puntos de vista de sus hijos. Cooperan con sus hijos y los dejan participar en la solución de conflictos y en la toma de decisiones. Se trazan metas comunes y se respetan las libertades individuales. Hay apoyo y aceptación mutua, con conciencia de que son seres imperfectos en proceso de crecimiento.

Sus normas y comportamiento están basados en la igualdad, el respeto mutuo, la dignidad y el valor humano. Los padres eficaces dan a su labor de padres la más alta prioridad y disponen del tiempo necesario para compartir y dirigir el desarrollo y formación de sus hijos. Siempre tienen el timón del barco de su familia, dirigiendo, determinando normas y límites, y tomando decisiones con responsabilidad. Siempre ofrecen aceptación y apoyo a sus hijos. Estos padres forman hijos seguros, responsables, dueños de sí mismos y confiados, con una autoestima positiva.

IDENTIFICANDO TIPOS DE PADRES

Responda a las preguntas SI o NO según corresponda a sus actitudes en el hogar, con la mayor sinceridad.
SI - NO ?
1 Exige que sus hijos realicen lo que usted ordena sin discutir.
2 No prohibe nada a sus hijos, por temor a perderlos.
3 Grita y castiga a sus hijos cuando no hacen las cosas como usted quisiera.
4 Mantiene una comunicación continua con los profesores de sus hijos.
5 Considera que sus hijos tienen sólo deberes pero no derechos.
6 Se siente culpable y sufre cuando les llama la atención por errores cometidos.
7 Recurre a promesas para que sus hijos cumplan con sus deberes.
8 Castiga, sin escuchar antes, las razones o explicaciones de sus hijos.
9 Permite que sus hijos tomen decisiones en cuanto a su forma de vestir, sus deportes, sus gustos, etc.
10 Da oportunidad para que sus hijos reflexionen sobre los errores que cometen.
11 Recuerda constantemente los deberes que tienen sus hijos en el hogar.
12 Conoce las amistades de sus hijos y dialoga acerca de las cualidades y dificultades de éstas.
13 Habla o contesta por sus hijos en vez de permitirles a ellos hablar por sí mismos.
14 Acepta cambiar fácilmente las reglas que usted ha establecido con anterioridad.
15 Ofrece colaboración cuando sus hijos tienen dificultades.
16 Toma decisiones sobre sus hijos todo el tiempo sin tenerlos en cuenta.
17 Le da o quisiera darle a sus hijos todo lo que piden, aun si no lo necesitan.
18 Busca espacios para conversar sobre las cosas que les interesan o preocupan a sus hijos.
19 Siempre declara inocentes a sus hijos, aun si son responsables por algo que han hecho.
20 Asume responsabilidades que le corresponden a sus hijos. Hace todo por ellos.
CALIFICACIÓN
Preguntas # respuestas
SI
A 1, 3, 5, 8, 16
P 2, 6, 7, 11,14
S 13,17, 19,20
E 4, 9, 10,12,15,18

Reflexión:
1. Teniendo en cuenta mis acciones como padre o madre, ¿cómo creo que lo estoy haciendo y por qué?
2. ¿Qué cosas debo cambiar para ser un mejor padre / una mejor madre?
3. ¿Cómo y cuándo voy a realizar esos cambios?

¿Somos padres demasiado permisivos o demasiado estrictos? ¿O ni una ni la otra?

Como todo, el justo equilibrio es lo ideal también en la educación de los hijos.

Según rasgos generales, los padres nos podríamos clasificar en cuatro tipos: los padres permisivos, los padres autoritarios, los padres indiferentes y los padres democráticos.

Dependiendo de cómo es cada uno y cómo suelen ser sus hijos, partimos de la base de que la relación entre padres e hijos se sustenta en dos grandes pilares: el afecto y el control.

Los padres autoritarios tienen valores bajos en cuanto a afecto pero alto en cuanto a control. Piden mucho de sus hijos, ejerciendo un fuerte control sobre su conducta y reforzando sus demandas con miedos y castigos. Sus hijos muestran cambios de humor, agresión y problemas de conducta.

Los padres permisivos son aquellos que tienen valores altos en cuanto al afecto pero bajos en control. Son cariñosos y emocionalmente sensibles pero ponen pocos límites a la conducta. Sus hijos son con frecuencia impulsivos, inmaduros y descontrolados.

Los padres democráticos tienen valores altos en cuanto al afecto y al control. Cuidan de sus hijos y son sensibles hacia ellos pero colocan unos límites claros y mantienen un entorno predecible. Este estilo de actuar de los padres es el que tiene los efectos más positivos en el desarrollo social del niño. Los hijos de estos padres son los más curiosos, los que más confían en sí mismos y los que funcionan mejor en la escuela.

Finalmente, los padres que tienen valores bajos en ambas dimensiones se denominan padres indiferentes, estos padres ponen pocos límites a sus hijos pero también les proporcionan poca atención o apoyo emocional. Sus hijos suelen ser exigentes y desobedientes, les cuesta mucho participar en juegos e interacciones sociales, ya que no siguen reglas.

Si queremos lo mejor para nuestros hijos, ya sabemos qué camino debemos tomar y recordar que los extremos no son buenos.

Cinco tipos de padres que no aconsejo frecuentar o asumir

1) El papá palermitano. Esta variante de padre fresco, sereno, frío e indiferente, detrás de su máscara de despreocupación, compite palmo a palmo con sus hijos en lo que a consumo refiere y lo hace un padre chantajista, pues compra lo que sus hijos piden cuando está eufórico para desvirtuar la cantaleta de su esposa que los niños a diario escuchan. Su pasión por la moda, lo retro, los compacts y los objetos caros lo induce a comprar muñecos de Joe o Rambo, discos de Pink Floyd para bebés y camisetas con la inscripción "soy de mi papá" o las que estén de moda y que se pone para que sus hijos lo vean como un padre moderno, actualizado, chévere, in.

2) El papá futbolero. Sus simpatías deportivas son un prisma a través del cual observa y piensa su realidad concreta. Por eso ya tiene preparado el carnet de socio y la camiseta para su hijo antes de que nazca. Es el que le puso "Diego Armando" en los ´80 y "Lionel" en la actualidad. No resulta extraño que no presencie el parto: un banderazo de apoyo al equipo de sus amores –estos si, los verdaderos- en la sede del club, la ida al estadio, o compartir con sus amigotes los partidos por la tele, tiene mucha más prioridad que el nacimiento de su hijo, que las tareas, los trabajos que dejan en la escuela, las reuniones de padres, los talleres del colegio que los considera “mamones”, que siempre dicen lo mismo, que es una perdedora de tiempo, y pide a su esposa “vaya mija”; que no tiene ni idea donde queda el colegio, no sabe el nombre del director de grupo y mucho menos el del director o directora, si le preguntan como se llama el mejor amigo de su hij@ en el colegio, a duras penas levanta los hombros, produce un hummm y refuerza su respuesta diciendo que los “chinos de hoy tienen tantos amigos” .

3) El papá "chapado a la antigua". No cocina, no lleva a sus chicos a la escuela, no conoce el nombre de la maestra, no lava, no plancha, no limpia culos, no barre, más bien hace desorden, ignora lo que pasa en la casa así esté ocasionalmente en ella... Entiende por exclusiva función paternal el hecho de solventar los gastos familiares. Trae plata, y con eso alcanza. Duda de la sexualidad de todo aquel que se resigne a afrontar ese tipo de tareas extramasculinas, con arrogancia superlativa argumenta, que para eso están las mujeres, empezando por su esposa y si tiene hijas mayores…ellas lo deben hacer! 4) El papá oficinista. Es empleado público o de una empresa de prestigio o de nombre, trabaja 8 horas a rajatabla, aunque reconozco que hoy en día, las empresas dejan menos tiempo para que los padres tengan espacios para cumplir con obligaciones de los hijos…, toma café de la máquina cada 2 horas y fuma en la puerta del establecimiento donde labora, tiene vida social agitada, bebe, pero el dice que es porque el trabajo y sus relaciones así lo exigen…, A veces lo trae a su hijo como para que se vaya aclimatando. Sabe que heredará todo de él: su puesto, su orgullo, su apellido, su cultura, su poder…
5) El papá intelectual. Bajo la égida de su acervo cultural, los chicos crecen sin dificultades en el aprendizaje y sin sobresaltos en la escuela. El problema, claro está, surge en los pequeños traspiés con los que cualquiera tiene que lidiar día a día: un cambio de cuerito, una lamparita quemada... Las labores manuales lo superan porque nada que salga de lo abstracto y conceptual puede interesarle. Para cosas concretas, que llamen al tío o al vecino o al que lo puede arreglar y yo Pago!...
6) PADRE PAN CALIENTE. Cuando lo vas a buscar, recién salió. Cuando necesites algo para tus hijos no lo vas a encontrar ni con el celu de última generación. Sería la última persona a la cual recurrir incluso si necesitas una infeliz curita.
7) PADRE SEGUNDO CACIQUE. Se llevó su choza a otro lado con nueva mujer y nuevos hijos. Para este padre los hijos anteriores NO existen, vale decir que no se preocupa si comen, tiene vestimenta o viven. El cree que perjudica a la mujer anterior con esta actitud, más aún, si ella lo demandó por inasistencia alimentaria.
8) PADRE DE OTRO PLANETA. Eureka! ¿En dónde? Este padre ha entendido que pasar tiempo con sus hijos es importante y necesario para su desarrollo. Este padre (aunque no abunda) baña a sus hijos, los lleva a la pediatra y pasa tiempo con ellos sin considerar que pierde “su” tiempo, les ayuda a hacer tareas, dialoga con los hijos, conoce las intimidades del cole, de sus amigos, las características de sus profes, le cumple lo que les promete ya sean castigos o premios, integra la formación de sus niños con la esposa, da buenos ejemplos, si tiene vida social, lo hace sin descuidar sus nenes.

En trabajo y charlas por citación con padres he encontrado esta otra gama de padres…
1) Padres ausentes: les llamas, insistes, cartas, nada, no aparecen a ninguna reunión, el hijo parece crecer solo, no puedes contar con ellos para nada. Hay que pensar si se roza el abandono y por tanto merece la atención de servicios sociales del estado.
2) Padres escudo: "mi hijo no ha hecho nada", "en casa no es así", "pues él me ha dicho que...", no se puede llegar a acuerdos o es difícil, porque te ven como el enemigo y hay que romper esa imagen antes de comenzar a trabajar. El escudo también se lo ponen ellos, no sea que les acuses de haber maleducado a su hijo.
3) Padres colaboradores: la joya, el detalle, vienen, preguntan, incluso piden ellos la hora, llegas a acuerdos, cuentas con su complicidad, muchas veces están en estados poco ejemplarizantes…
4) Padres aprobadores: no les importa nada salvo que el niño pase de curso, reclaman por la docencia, por si tal profesor es injusto o no sabe, no quieren oír nada de actitud porque creen que es cosa de los niños o que nuestro trabajo ya conlleva aguantar eso.
5) Padres y ahora qué: "Y ahora ¿qué ha hecho?" es su lema, se les llama sólo para comunicarles problemas de sus hijos, se sienten culpables y tardan en aparecer por el colegio, están quemados de la escuela tanto como sus niños. Debemos pensar qué mensajes les damos
6) Padres terapia: vienen y hablan más del matrimonio en crisis o de asuntos diversos que de los hijos, necesitan que les escuchen, son una mina de información y ponen como causa de todo lo que pasa en el colegio lo que viven en casa…solo disculpas!
7) Padres desbordados: "no sé qué hacer con él" es lo que más dicen, buscan ayuda y consejo, se suelen dejar guiar y si hay sintonía es un gran equipo. Muchas veces reconocen que no han puesto límites o los han puesto tarde.
8) Padres enigma: llegan, escuchan, asienten, parecen ver la reunión como una pérdida de tiempo, a veces ya han tenido hijos mayores y dicen que ya se saben lo que dicen y hacen, otros no manifiestan nada, te dan la razón y no sabes si ha llegado el mensaje.
9) Padres delegadores: son una variante de los primeros, pero ellos sí vienen y se manifiestan preocupados, pero se justifican: trabajan mucho, no pueden con todo... Ponen medios como miles de extraescolares y nunca están con sus hijos, que son casi desconocidos para ello.
10) Padres profesores... y lo dejo completar a ustedes, ¿cómo somos desde el otro lado?


Educación sexual en video...


Puede ser de mucha utilidad...

ABUSO SEXUAL

MALTRATO INFANTIL
Documento de: Óscar A. Campuzano G.
El abuso infantil es un problema que ha existido desde siempre dentro de la sociedad colombiana. Por esta razón, se han generado estudios que abordan este problema en varias disciplinas, como la antropología, la medicina, la psicología, el derecho entre otras. Estas investigaciones se interesan en descubrir las causas, consecuencias y las posibilidades de prevención, intervención y detección.

El abuso sexual es una de las posibles formas de maltrato infantil que se presentan más comúnmente. Me parece fundamental la importancia de este tema, ya que es muy poco lo que se ha estudiado sobre este fenómeno en Colombia.

Uno de los últimos estudios realizados sobre maltrato infantil en Colombia fue el desarrollado por el Instituto de Medicina Legal entre 1995 y 1996 basándose en 2.500 casos denunciados en este período.

Una conclusión importante a la que llego en este estudio, es la tendencia de los hogares violentos a combinar las agresiones físicas con las psicológicas, verbales, el abuso sexual, la negligencia, el abandono y el descuido de la pequeña víctima.

Una de las razones por las cuales se desarrollan pocos estudios sobre el abuso sexual infantil son los tabúes que existen al respecto.

Recordemos pues que un tabú o mito es una creencia equivocada acerca de algo, que de una u otra forma afecta nuestra manera de actuar, y por lo tanto, requiere ser aclarado.

Algunos ejemplos de estos mitos son:

El abuso sexual se reduce a casos excepcionales.

La anterior afirmación es falsa, pues si nos remitimos a las estadísticas solamente en Bogotá en 1992 los dictámenes sexológicos ascienden a 4.456 para niñas y 9.25 para niños.

El abuso sexual solo se presenta en familias de escasos recursos y sin educación.

Esta afirmación es falsa, debido a que el abuso sexual se presenta en todos los niveles socioeconómicos.

Quienes abusan sexualmente de un niño o una niña son enfermos mentales o pervertidos sexuales.

Se ha encontrado que las personas que abusan sexualmente de los niños pertenecen a diferentes grupos sociales.

Los adolescentes y algunas niñas o niños son seductores por lo cual son parcialmente responsables del abuso.

Es natural que los niños pongan a prueba sus sentimientos o impulsos sexuales, con ánimo de exploratorio con las personas por quienes sienten afecto y confianza.

Sin embargo eso no significa que el adulto tenga que aprovecharse o abusar de su condición de superioridad.

La mayoría de los casos de abuso sexual no son ciertos. Se trata de fantasías sexuales de los niños.

Se calcula que los informes falsos de abuso sexual son del 1%, y que en estos casos, los niños casi nunca mienten.

Es común que el abusador sea un extraño y no alguien a quien el niño conoce.

La mayoría de los casos de abuso sexual (entre el 70% y el 80%), son cometidos por personas conocidas, en quien la víctima confía e incluso ama. Muy rara vez es un desconocido.

El abuso sexual es un incidente individual aislado.

Al descubrirse, casi siempre se advierte que al abuso ha sido producido durante meses e incluso durante años, el abusador utiliza una serie de amenazas con la que evita que el niño hable sobre lo que le está sucediendo e incluso durante toda la vida.

En primer lugar es necesario dejar en claro lo que entendemos por Abuso Sexual Infantil (ASI).
El ASI es toda situación en que un adulto o adolescente utiliza su interpelación con un menor (en relación de sometimiento) para obtener satisfacción sexual, en condiciones tales en que el niño es sujeto de estos actos y no está en capacidad de decidir sobre su participación perdiendo la propiedad sobre su propio cuerpo. Esta interpelación atenta contra su desarrollo integral en una o más de las siguientes áreas: física, emocional, sexual y social.

Existen dos tipos de abuso sexual: intrafamiliar y extrafamiliar.

El abuso intrafamiliar se presenta dentro del círculo familiar, donde existen lazos de consanguinidad. En este tipo de abuso es muy difícil determinar la frecuencia de ocurrencia por la cercanía entre el agresor y la víctima.

La mayoría de los casos es el padre o padrastro quien abusa del menor.

El abuso extrafamiliar se presenta fuera del núcleo familiar. El agresor es una persona ajena a la familia del niño, generalmente es una persona cercana al menor y menudo alguien en quien la víctima confía y a quien le ha brindado total confianza. Puede ser un amigo de los padres o de los hermanos (si los tiene), un vecino, un maestro, un médico o cualquier persona cercana al menor.

Se puede afirmar que por ello es insuficiente prevenir a los niños acerca de los peligros de hablar con extraños, cuando más del 80% de casos de abuso sexual ocurren en la casa.

De ahí la importancia de escoger cuidadores confiables para los niños.

El ASI abarca una amplia gama de comportamientos y relaciones que van desde el contacto físico con penetración, hasta aquellos "más sutiles" (como la exhibición, la masturbación, las caricias), pero son igualmente dañinos. Por lo tanto, puede hablarse de abuso sexual con o sin contacto físico.

El abuso sexual con contacto físico se refiere a aquellos comportamientos que involucran el contacto físico con la boca, pechos, genitales, ano o cualquier otra pare corporal del niño, cuando el objeto de dicho contacto es la excitación o satisfacción sexual del agresor. Este tipo de abuso incluye tanto el tocar y acariciar como la penetración genital, anal u oral, tanto del abusador hacia el niño como del niño hacia el abusador si éste lo obliga a hacerlo.

El abuso sexual sin contacto físico es el que se practica a través de comportamientos que no implican contacto físico del cuerpo del niño, pero que sin duda repercuten en su salud mental, al igual que en las víctimas de un abuso sexual con contacto. Incluyen exhibirse, masturbación del agresor, exhibición de material pornográfico, la utilización del cuerpo del niño con fines pornográficos, comentarios o llamadas telefónicas obscenas, la seducción y el juego con carácter sexual.

Los abusadores son, con la mayor frecuencia, de sexo masculino. Se diferencian de los otros hombres por sus pasados de abandono, de maltrato infantil y de abusos sexuales.

Traumatizados por estas experiencias, cuando se enfrentan a las exigencias de la vida adulta que los sobrepasan y/o les obligan a su vez a enfrentarse a sus heridas históricas, buscan una compensación de sus tensiones a través del abuso sexual de una o varias niñas/os.

Los hombres implicados en situaciones de incesto o abusos sexuales no buscan la satisfacción de sus instintos sexuales por si mismos, sino, más bien, el procurarse una vivencia de una ilusión de poder y de control a través de la relación abusiva.

Las personas que cometen este tipo de actos sexuales presentan algunas características comunes que son de gran utilidad para establecer un perfil o prototipo de abusador. Algunas de estas características son:
Tienen dificultad para establecer relaciones con personas adultas (con sus iguales).
Muestran una especial predilección por establecer relaciones sexuales con menores y obtienen gratificación sexual al interactuar con ellos.
Interactúan con el niño/a como si tuvieran su edad, es decir como niños y no como su edad cronológica lo exige.
Pudieron haber sido objeto de abuso sexual en su infancia.
Fueron objeto de maltrato físico y/o emocional en su infancia.
Aparentemente tienen una vida sexual activa y satisfactoria con parejas de edad apropiada, pero que ante ciertas circunstancias, como situaciones de tensión excesiva en las cuales su autoestima se ve amenazada (pérdida del empleo, conflictos maritales, consumo de alcohol y/o drogas), reaccionan impulsivamente utilizando como pareja sexual a un niño o niña.
Desean controlar y dominar a quienes interactúan con ellos.
Han acumulado rabia y encuentran en el niño o niña un objeto perfecto para descargarla (en estos casos el abuso sexual se manifiesta a través de la violencia).
Abusan del alcohol y de sustancias psicoactivas (bazuco, marihuana, cocaína, etc.).
Personas que se excitan y obtienen gratificación sexual provocando dolor y sufrimiento a otros en el contacto social.
Los abusadores se pueden clasificar en dos tipos: regresivos y obsesivos o pedófilos. Los primeros se caracterizan por tener una orientación sexual hacia un adulto pero están confrontados a una experiencia de impotencia en un momento de crisis.
Los obsesivos o pedófilos, poseen una orientación sexual primitiva hacia los niños, tienen fijación en una etapa infantil del desarrollo sexual y dificultad para crecer asumiendo los riesgos de relaciones sexuales y afectivas con los adultos.
Fin Kelhor (1986) propone un modelo sobre los agresores sexuales de niños en el cual se tienen en cuenta los siguientes aspectos:

Congruencia emocional: Los varones (agresores sexuales) estan socializados para dominar: los niños les resultan atractivos debido a su baja capacidad de dominación (relación con inmadurez, baja autoestima, agresividad).

Excitación sexual: Los niños resultarían atractivos a causa de las experiencias personales de los agresores, así como de los modelos Que. han tenido, y de la pornografía en este sentido.

Bloqueo: Muchos sujetos tendrían problemas para establecer relaciones con mujeres adultas.
Por ello los niños son una alternativa sexual (relación con ansiedad, incompetencia social, actitudes hacia el sexo).

Desinhibición: Los sujetos se desinhiben para este tipo de conductas por el uso de drogas, alcohol y distorsiones cognitivas. Las distorsiones cognitivas en agresores sexuales de niños son:

Las caricias sexuales no son en realidad sexo y por ello no se hace ningún mal.
Los niños no lo dicen debido a que les gusta el sexo.
El sexo mejora la relación con el niño.
La sociedad llegara a reconocer que el sexo con niños es aceptable.
Cuando los niños preguntan sobre el sexo significa que él o ella desean experimentarlo.
El sexo práctico es una buena manera de instruir a los niños sobre el sexo.
La falta de resistencia física significa que el niño desea el contacto sexual.
Los padres que cometen incesto se caracterizan por ser alcohólicos, tener conductas antisociales o personalidad inadecuada, rara vez se afirma que son psicóticos. Presentan además baja autoestima, pobre identificación sexual, incertidumbre respecto de sus habilidades para relacionarse con otros adultos, relaciones sexuales insatisfactorias con su esposa u otra mujer, creencia de los tabúes religiosos respecto de las relaciones sexuales fuera del hogar, necesidad de aprobación por los demás.

En las familias en que ocurre el incesto predomina la incomunicación, la indefinición de límites, la privación emocional, las reglas rígidas, el aislamiento social y el abandono. El aislamiento social es una de las características típicas de las familias incestuosas. En estas familias los sentimientos de odio y las reacciones más fuertes se dirigen hacia la madre, que la mayor parte de las veces es consciente de esta situación.

Existen tres tipos de familia en los que la relación incestuosa mantiene un cierto funcionamiento y presentan algunas de las siguientes características:

Padre abusador dominante, esposa sumisa dominada, hija adultificada y protectora.
Padre abusador sumiso, esposa dominante, hija dominada.
Padre abusador dominante, esposa dominante, hija abusada y utilizada como reguladora de la relación.
La madre no es capaz de asegurar cuidados maternales suficientemente adecuados.
Es incapaz de proteger a sus hijos.
Es el objeto de esperanzas ficticias de su marido.

Otras características sobre la familia de la víctima son:

- Madre pasiva, dependiente y/o autodogmática por miedo a destruir la unidad familiar.
- Relación madre-hija caracterizada por la indiferencia, hostilidad y competición.
- Pobre relación marital.
- Padre que se vuelca hacia su hija para ver realizadas sus necesidades emocionales o físicas.
- Niño (a), que se siente emocionalmente excluido y se vuelca hacia su padre para soportar su carencia emocional.
- Fronteras generacionales entre padre e hija que no son claras.
- Padres que tienen inadecuada capacidad de respuesta particularmente bajo estrés.

- Carencia de contacto sexual fuera de la familia. En general, los ofensores han sufrido alguna forma de abuso físico o sexual cuando niños (según el instituto de medicina legal de 12.850 casos de maltrato infantil denunciados entre 1995 y 2006 el 41% de quienes cometen agresiones a menores fueron víctimas de abuso sexual durante su infancia, se odian a ellos mismos, no tienen confianza en sus posibilidades, inhiben la relación sexual con personas de su edad y tienen pánico luego de varias relaciones con la víctima. Logran que los niños nieguen el problema y se sientan culpables abusando del poder y la autoridad que poseen sobre ellos, los someten y los hacen guardar el secreto.

El abusador presiona a la víctima con tres métodos fundamentalmente:

Le ofrece beneficios materiales, la induce a aceptar contactos corporales extensivos y a lleva a creer que la actividad sexual con él es apropiada y placentera.

Se distinguen tres componentes en el periodo en el cual se desarrollan los actos incestuosos en el interior de la intimidad familiar:

Seducción de la víctima: El padre abusador manipula la dependencia y la confianza de su hija, incitándola a la participación de actos abusivos, Que. él presenta como un juego o como comportamientos normales entre padres e hijas. En esta preparación del terreno el abusador toma las precauciones para elegir el momento adecuado y el lugar en que comenzara a abusar de su hija.
Interacción sexual abusiva: No es frecuente que padre abusador viole directamente a su víctima, el coito propiamente dicho se produce en un momento bastante avanzado de la interacción sexual abusiva.
El abusador comienza frecuentemente por gestos de exhibicionismo, el proceso continuara con otros gestos, como actos masturbatorios en presencia de la víctima.
Imposición del secreto: El abusador convence a su víctima del peligro que existe para ella, para él y para su familia si llegara a divulgar lo que pasa entre ellos. El niño o la niña terminan por aceptar esta situación y adaptarse a ella para sobrevivir; comienzan a menudo, también, a entrar en la dinámica del chantaje con lo que obtienen favores, regalos y privilegios por parte del abusador.
La intensidad y la magnitud de los efectos que produce el ASI se ven influenciados por la reacción del medio familiar y social ante el incidente. Se distinguen dos tipos de consecuencias: a corto y a largo plazo.
Las consecuencias a corto plazo (cuando es con contacto físico), son las características que presenta el menor desde el momento de la violación hasta un año después. Dentro de estas podemos citar efectos físicos tales como contusiones, sangrado en los genitales externos y las regiones anales, inflamación o enrojecimiento del cuello del útero, pruebas positivas de gonococos o espermatozoides y embarazo o enfermedades venéreas. También hay alteraciones en los patrones de sueño y hábitos alimenticios. Además pueden presentarse reacciones emocionales como: culpa, vergüenza, hostilidad, agresión, miedo y depresión.

Dentro de las consecuencias a largo plazo podemos enumerar las secuelas emocionales, tomando a la depresión como el trastorno que se encuentra más comúnmente en los adultos con historia de ASI. Esta población presenta más intentos de suicidio que la población normal.

Otras secuelas que se presentan son la ansiedad, la tensión, disminución de la autoestima, sentimientos de alienación y soledad y pesadillas. En cuanto a la sexualidad, el efecto a largo plazo que más atención ha recibido de parte de los investigadores es la promiscuidad, es decir, la presentación de altas tasas de comportamiento sexual con múltiples parejas.

Sumando a lo anterior encontramos consecuencias físicas como:

Prurito, dificultad para orinar o sentarse, estreñimiento, enuresis (emisión involuntaria de orina), y encopresis (emisión fecal involuntaria)
Existen algunas enfermedades psiquiátricas en las cuales la incidencia de abuso sexual es tres veces mayor que la existente en la población normal: el suicidio y enfermedades esquizoafectivas.
El daño psicológico depende de varias variables, es decir entre más variables ocurren (edad del niño, duración del abuso, agresión, amenaza, clase de adulto y grado de actividad), mayor trauma para el niño.

- Edad del niño: El niño más joven pude no darse cuenta que el abuso está ocurriendo, pero puede experimentar dolor físico. A mayor edad del niño abusado más confusión y más desorientación presentará, acompañado de complejo de culpabilidad.

- Duración: entre mas tiempo se perpetúe el abuso mayor trauma existirá en la víctima.

- Amenaza: el abusador frecuentemente amenaza a la víctima ya sea física, verbal o ambas cosas a la vez. Cuanto más amenaza exista más traumático será el hecho.

- Clase de adulto: si el abusador es conocido por el niño éste estará más confundido y mayor será el complejo de culpa, entre más estrecha sea la relación emocional con el abusador más difícil será para el niño confiar en futuras relaciones emocionales.

- Grado de actividad: a mayor grado de actividad, por ejemplo: penetración y/o contacto oral genital, mayor será el trauma para el niño.

El impacto del trauma puede no ser experimentado sino hasta años más tarde en la vida del niño o empezando la adolescencia o adultez.
Algunos de los principales factores de riesgo para que ocurra el abuso sexual son:

Problemas maritales del agresor.
Alejamiento sexual de la pareja y violencia marital.
Puede haber una confusión e inversión de roles entre los diferentes miembros de la familia.
El alcoholismo y la dependencia a otras sustancias psicoactivas, ya que estas desinhiben internamente al sujeto.
Los antecedentes sexuales de sus padres, su historial de abuso (incesto y violación).
La vulnerabilidad del menor: Es un factor de riesgo para que ocurra el abuso sexual que dadas sus características de desconocimiento, impotencia y dependencia, varios estudios han establecido que los niños más vulnerables de ser víctimas de abuso sexual presente algunas de las siguientes características:

- La edad y sexo del niño interactúan con las preferencias del abusador para convertirlo en víctima potencial.

- Niños y niñas que presentan mayor curiosidad hacia aspectos sexuales ya sea porque su propio desarrollo y capacidad intelectual los hacen más inquietos y cuestionadores o porque han sido expuestos desde muy temprano al comportamiento sexual de adultos.

- Menores que mediante su comportamiento verbal y no verbal muestran que son fácilmente manipulables.

- Niños o niñas con autoestima negativa y necesitados de atención y afecto.

- Menores que no tienen vínculo afectivo estrecho con sus padres y/o tienen una mala relación con ellos.

- Niñas o niños muy pequeños o discapacitados física o intelectualmente.

- Menores educados por adultos autoritarios, que obedecen sin cuestionar las imposiciones de los mayores.

- Niñas o niños que no tienen conocimiento o que no saben que es el abuso sexual.
Ausencia de apoyo social por parte de la propia familia durante la infancia. Mayor frecuencia de familias monoparentales.
Presencia de una figura paterna masculina sin relación biológica.
Alteraciones psicopatológicas en los padres maltratantes.
A partir de este punto, he querido trabajar sobre el concepto de prevención, pues "es claramente preferible invertir esfuerzos para evitar la aparición de situaciones nocivas o negativas que corregir y mejorar sus efectos, una vez que estas situaciones se han producido". Sin embargo, en un contexto de escasez de recursos, no está tan claro si es evidente que es más recomendable dejar de invertir recursos e proteger a un niño maltratado para invertirlos en prevenir que un niño que puede ser maltratado lo sea. A pesar de esto, en el abuso sexual infantil, se observa que el daño producido es muy difícil de reparar y que las consecuencias y las secuelas pueden resultar muy graves.

Como se dijo antes, es importante prevenir o mejor detener el abuso de un niño que está siendo víctima de este. Por esto, es necesario reconocer algunas características que nos indican que el niño ha sido o es víctima del ASI. Si un niño es víctima de abuso, puede tener cambios en su estado de ánimo (entristecerse, deprimirse, ponerse agresivo), puede aislarse y mostrarse esquivo. Puede presentar disturbios en el sueño (pesadillas frecuentes), pérdida del apetito, enfermedades estomacales o vómitos sin razón aparente, expresiones sexuales y conocimientos precoces sobre sexualidad, señales de violencia en su cuerpo (moretones, rasguños, sangrados que no son normales a su edad), ropa rasgada, sucia o con manchas de sangre, evasiones de la casa y enfermedades venéreas.

De manera general, podemos sintetizar algunos puntos relevantes que hay que tener en cuenta en el tema del abuso sexual:
La mayoría de los niños víctimas de un abuso sexual son atacados por alguien que lo conoce o un pariente. Si el abusador es un pariente en aún más grave, debido a la cercanía del agresor con la víctima y a la frecuencia de los actos violentos.
Tanto niños como niñas pueden ser abusados sexualmente.
La mayoría de los niños pueden ser coaccionados, seducidos, manipulados o amenazados, lo que les impide escapar y detener el abuso sexual.
Los niños sienten que no es correcto cuestionar la autoridad de los adultos.
Los niños no son de ninguna manera responsables de haber sido abusados, la responsabilidad es del adulto.
El ASI ocurre en todas las clases sociales y culturas.
La falta de información hace vulnerables a los niños.

Existen tres tipos clásicos de estrategias preventivas aplicables a la mayoría de los problemas sociales, incluyendo el ASI.

Prevención primaria: su fin es evitar la existencia de una serie de circunstancias que podrían provocar la aparición de problemas específicos que llevarían a que ciertos individuos encontraran ubicados en una situación de riesgo frente al ASI. En esta de detecta y previene al niño sobre lo que debe y no debe permitir, sobre cuales secretos debe guardar y cuales no. Se le deben dar al niño las bases para poder distinguir cuando se presenta el abuso sexual propiamente dicho. Debe estar orientada hacia la eliminación de todas aquellas variables que podrían facilitar la aparición del ASI.
Prevención Secundaria: su fin es reconocer las señales primordiales del abuso sexual y las características de los grupos sociales y familiares que pueden ser catalogados como de alto riesgo frente al problema del abuso sexual. Con el fin de reducir las consecuencias psicológicas en el niño e identificar síntomas y ayudar a los padres. El objetivo primordial es poder detectar precozmente la población de alto riesgo y poder modificar su situación. En el caso de abuso sexual infantil, la probabilidad se incrementa por altos niveles de estrés, desempleo y/o padres adolescentes
Prevención terciaria: está más relacionada con el tratamiento que con la prevención misma. Actúa después de que ha existido abuso, tratando de reducir la culpabilidad que se presenta en el niño. Este concepto siempre ha sido discutido en el ámbito preventivo, en la medida en que de una manera estricta no se actúa antes de que se produzca el problema que se quiere evitar. También se intenta reducir la duración y severidad de las secuelas tanto físicas como psicológicas. Se busca evitar la revictimización.

"En la medida en que un niño abusado deje de serlo y aprenda otra forma de relación y resolución de los conflictos se están evitando las consecuencias negativas y secuelas del problema (prevención terciaria), a la vez que se está actuando sobre un sujeto de alto riesgo (con historia de maltrato o abuso infantil), para tratar de evitar que en el futuro, y ya como nuevo padre o madre, su condición de sujeto vulnerable cristalice en la forma de maltrato a sus hijos (prevención secundaria)"

Algunos de los puntos más importantes que se deben tener en cuenta para prevenir el abuso sexual de un niño son:

El niño debe recibir precauciones generales de seguridad en las que se incluya información comprensible sobre actos sexuales que debe evitar.
Animar al niño a que cuente si alguien lo toca, lo hace sentir mal o incómodo.
Enseñar al niño a identificar lo bueno y lo malo, las caricias y manoseos.
Decirle al niño que proteste y no se deje tocar si no quiere o le molesta.
Pensar bien con quien se va a dejar al niño. Conocer a las personas que lo cuidan y que están cerca a él.
Evitar que los niños observen las experiencias sexuales de los padres, así como la utilización del lenguaje con alto contenido sexual en la comunicación intrafamiliar, ya que esto proporciona mensajes implícitos o explícitos, que permiten formar una atmósfera permisiva ante el incesto y otras formas de maltrato y abuso.

Los programas educativos de prevención se especializan en:

La definición de términos en lenguaje sencillo (Ej. Qué es el abuso sexual infantil?.
Charlas acerca del problema (Ej. "Tanto hombres como mujeres pueden ser las víctimas".
Poner en claro ciertas actitudes acerca del ASI (Ej. la víctima no es culpable).
Enseñar tácticas que pueden prevenir o detener el abuso (Ej. derecho a decir NO.

En primera instancia, para el desarrollo de nuestra investigación, consideramos de vital importancia el generar programas que empiecen por la educación del niño en el tema del abuso sexual apoyado por las instituciones, los padres (en el caso de abuso extra familiar) y la sociedad; acciones que vayan desde el nivel personal hasta el institucional, con el propósito de impulsar políticas y líneas de acción en relación con esta problemática, que revitalicen los derechos fundamentales de los niños para que puedan desarrollarse bajo otras condiciones sociales y así tener mejor calidad de vida.

"Modelo de las cuatro precondiciones del Abuso Sexual" (Violencia y Abuso contra Personas Menores de edad). Estas precondiciones son: motivación, bloqueo de los inhibidores internos y externos y vulnerabilidad.

Pre - Condición I: Motivación

Supone la existencia de una persona motivada para abusar, por experiencias propias traumáticas de su infancia, por incapacidad de relacionarse con otras personas adultas. Se habla de una persona en una relación de poder, con un menor, que además tiene una motivación para abusar en lo sexual.

Pre - Condición II: Bloqueo de los Inhibidores Internos

Todos poseemos una serie de inhibidores internos llámense conciencia moral, autocontrol, etc., que impiden que en una eventual motivación para abusar, pase del deseo a la acción. Sin embargo, existen desinhibidores tales como las drogas, el alcohol, los estados de emoción violenta que puedan contribuir o anular dicho bloqueo y precipitar la acción abusiva.

Pre - Condición III: Bloqueo de lo Inhibidores Externos

Se incluye dentro de este tipo de inhibidores la sanción social, el qué hacer institucional, la represión judicial y la acción de la familia y la comunidad, que como sistemas de control informal pueden servir como inhibidores de una conducta abusiva. Estos también pueden llegar a bloquearse por medio del aislamiento de la víctima y la imposición del secreto, para permitir el abuso.

Pre - Condición IV: Vulnerabilidad

En que se produzca un abuso, no basta la ocurrencia de las tres precondiciones anteriores, sino que el ofensor motivado y desinhibido, debe también tener acceso a una persona menor que es vulnerable.

Acudimos a este modelo porque ha tenido importantes resultados a nivel de prevención del abuso sexual y porque permite, por una parte, analizar los diferentes elementos que están en la dinámica abusiva y por otra, trascender la responsabilidad del abuso sexual del campo de las relaciones interpersonales a lo social, abriendo un amplio espacio para definir estrategias innovadoras de intervención.

La inserción en cualquiera de los cuatro niveles de precondiciones permite romper el proceso abusivo antes que llegue a concretarse. Cada grupo organizado puede instalarse en el nivel donde sienta que su aporte puede ser más eficaz.

En nuestro programa, nos enfocamos hacia el área relacionada con la vulnerabilidad del niño, porque creemos que de este punto depende mucho el proceso de prevención.

Entendiendo que una persona menor de edad es vulnerable al abuso cuando:

Carece de información sobre el abuso.
Vive en condiciones de aislamiento o le falta comunicación.
Es percibido no como una persona con derechos, sino como objeto en una relación de dominio, propiedad de sus padres o adultos encargados, lo que legitima toda forma de violencia y desautoriza toda posible intervención social.
Los programas de prevención deben centrarse en la educación de tácticas de seguridad personal para niños con el fin de reducir su vulnerabilidad. Esta vulnerabilidad puede ser reducida de manera significativa si los programas se diseñan para informar a los niños sobre el abuso sexual y para autorizarlos a actuar cuando necesiten protegerse.
Los profesionales (psicólogos, orientadores, trabajadores sociales, médicos, maestros) deben organizar dentro de su área de trabajo programas multidisciplinarios, que permitan proporcionar la información necesaria a la población en general, pero principalmente dirigida a los niños, con el fin de que puedan identificar el problema y mantenerse alerta. Antes de esto, deben capacitarse en el tema de tal forma que sean capaces de afrontar las posibles consecuencias que trae el trabajo preventivo: la denuncia (como principal consecuencia).

Hasta el momento se han desarrollado diferentes programas que buscan la prevención del abuso sexual en los niños, cuando se habla de prevención se debe tener en cuenta el fortalecimiento del carácter del niño, el fomento de su independencia así como su libertad. Se puede conseguir que los niños tengan mas confianza en si mismos sin atemorizarlos ni fomentar la desconfianza hacia los extraños, sino tratando de afianzar la seguridad en su propia persona.

Para establecer la efectividad de los programas de prevención se debe incluir una metodología apropiada y una medición adecuada de los resultados. Además se debe realizar un seguimiento a los individuos que participaron en el programa preventivo para evaluar los efectos a largo plazo de la intervención.

Se plantea entonces, una serie de factores que se deben utilizar para una evaluación completa del síndrome de abuso infantil. En los casos de abuso la evaluación debe incluir un instrumento para cada padre y uno para el niño que analice las interacciones entre los miembros de la familia y su medio.

Algunos de los factores que se deben evaluar son:

-Factores de los padres: Historia de deprivaciones en la infancia, presencia de psicopatología, anormalidades en su personalidad, mala percepción del niño, déficits de conocimiento, actitudes inapropiadas y explicaciones inapropiadas de la condición del niño.

- Factores del niño: Historia de salud sospechosa, anormalidades físicas, anormalidades del desarrollo, anormalidades de personalidad y comportamiento.

- Factores del medio: Presencia de un estresor crónico, presencia de un estresor situacional, reacciones anormales ante el estrés y condiciones de vida peligrosa.

- Factores de la familia: Anormalidades en la interacción familiar y anormalidades en el apoyo familiar. En el campo de la investigación la evaluación la validez y confiabilidad son elementos necesarios para que los instrumentos de investigación sean realmente útiles.

El conocimiento de la confiabilidad y la validez es un requisito indispensable para que los datos de los instrumentos tengan una utilidad óptima.

Dentro de los programas de prevención de abuso sexual por lo general se logran mejoras en el conocimiento de los niños sobre el abuso sexual, por ejemplo sobre caricias buenas y caricias malas y sobre secretos, sin embargo esas mejoras son típicamente un incremento de solo uno o dos conceptos de prevención.

Planteo tres consideraciones metodológicas las cuales se deben tener en cuenta en los programas de prevención de abuso sexual: la falta de respuesta que evalúa la actitud de los niños en las formas de prevenir el abuso; las limitaciones en las medidas de respuesta usadas (falta de evidencia de propiedades psicométricas); y limitaciones en el diseño como la falta de grupos control y asignamiento aleatorias de condiciones. Además otros problemas en la evaluación de programas para la prevención de abuso sexual incluyen una falta de consideración general de las diferencias de edades.

Revisaremos pues, tres aspectos importantes para la preparación de las personas involucradas en la prevención:

Necesidad de describir lo que se entenderá en el programa por conocimiento del niño respecto al abuso sexual.
Para describir éste vamos a tener en cuenta principalmente los puntajes obtenidos a través del instrumento de medición (tests). Se medirá la adquisición o refuerzo de conceptos que consideramos importantes en esta etapa de desarrollo del niño (entre 8 y 10 años).
Teniendo en cuenta el punto anterior es necesario que dentro del programa se puntualice sobre el desarrollo del niño y los cambios que se producen en la etapa escolar.

Los niños al llegar a la escuela (aproximadamente a los 8 años) "entran en contacto con el mundo más amplio y complejo que el que hasta entonces conocía, y su experiencia escolar lo compromete en una exploración más activa del ambiente que le exige nuevas y continuas adaptaciones; estas, además de permitirle un mayor conocimiento de sí mismo, le ayudan a adquirir conceptos verdaderos y propios de la realidad"
En esta edad el niño aprende a distinguir los elementos que identifican o diferencian los objetos.
Reconocer los posibles indicadores y factores de riesgo del abuso sexual y como responder a estos.

Los anteriores aspectos ya han sido revisados en trabajos anteriores a lo largo de nuestra investigación, por lo cual los incluimos directamente en los manuales dirigidos a profesionales.
La investigación en curso se dirige a responder si existe una asimilación de información que reduzca la vulnerabilidad de un grupo de niños, utilizando como herramientas un programa de prevención del abuso sexual infantil y un test de conocimientos. El objetivo principal al realizar esta investigación es determinar la eficacia de nuestro programa para prevenir el abuso sexual en los niños, por medio de la comparación entre un grupo control y otro experimental, y la utilización de un diseño pre y post test. La eficacia del programa se evaluará teniendo en cuenta principalmente los puntajes obtenidos en los tests. Otro aspecto que no se puede ignorar es la posible presencia de denuncia después de aplicado el programa. La denuncia es un factor que nos indica que los niños que han sido víctimas del abuso han asimilado los conocimientos que les fueron inculcados (por ejemplo, el niño puede llegar a comprender que es malo guardar cierta clase de secretos).

Debe tenerse en cuenta que los casos de abuso sexual infantil denunciados son escasos y a veces de manera inmoral "se negocian" para evitar escándalos.

El abuso sexual es raramente denunciado en nuestra sociedad por parte de la madre debido a:

- Miedo a la retaliación física.

- Miedo a la destrucción marital.

Según el Instituto de Medicina legal, los mayores inconvenientes para poder llevar a cabo la sanción de los agresores son:

- El bajo nivel de denuncia

- La tendencia a no completar el proceso hasta la ultima instancia.

- Desistimiento de la víctima como consecuencia de presiones familiares.

- Desconocimiento de los derechos.

- Confusión de las autoridades. Las autoridades no saben como llevar el caso ni como orientar a la familia y al menor, lo cual genera una dispersión en el proceso que hay que seguir, y por ello muchas personas prefieren no continuar.

Otro de los objetivos principales es intervenir para suprimir, reducir, contrarrestar o evitar los posibles factores causales asociados al abuso y no solo para enfrentar manifestaciones de tales problemas.

Los objetivos secundarios de esta investigación son los que proponen como objetivos de los programas para la prevención secundaria del maltrato infantil:

Aumentar el conocimiento de las personas a cargo de los niños acerca del desarrollo del niño.
Aumentar y mejorar las habilidades de los maestros y profesionales a cargo de los niños para hacer frente a las situaciones estresantes que presentan los niños y su cuidado.
Mejorar la vinculación con el niño, los lazos de tipo emocional y la comunicación mutua.

Los objetivos del programa se pueden sintetizar así:

Fortalecimiento de la situación de control en un conflicto sexual.
Aumento de las preferencias del niño por estrategias de negativa, como por ejemplo la solución de problemas y la evicción, incluso cuando el niño dependa o tenga un vínculo con el agresor.
Aumentar en el niño la sensación de que la protección contra el abuso es factible.
Prevenir el abuso sexual infantil por medio de un programa enfocado hacia la vulnerabilidad del niño.
Desarrollar el programa a través de sesiones en las cuales se dará información sobre temas que se creen pertinentes para disminuir la fragilidad del niño frente al abuso.
Definir las variables pertinentes para el desarrollo del programa y estas se apoyarán con materiales didácticos que posibiliten una mejor comprensión y atención por parte de los niños.
Evaluar cuantitativamente las variables a tratar en las sesiones, por medio de un test aplicado antes y después de la aplicación del programa, para medir la eficacia del mismo.
El principal propósito de este programa de prevención es aumentar la capacidad de autoprotección de los niños. El programa se realizó para contribuir a la seguridad en situaciones de abuso potencial.

JUSTIFICACIÓN

Presento un programa de prevención del abuso sexual dirigido a educar a los niños y niñas, considerándolos como víctimas potenciales, en las formas más adecuadas de reconocer, evitar y controlar las posibles situaciones de abuso sexual que les pudieran suceder. En este programa se tendría en cuenta la edad de los niños a quienes se dirige, el número de sesiones utilizadas y la terminología empleada.

El programa resulta importante dentro de la prevención del ASI, ya que lo realmente esencial dentro del ámbito de la vulnerabilidad es potencializar en los niños sus fortalezas y capacidades antes que sus debilidades o carencias.

El interés e iniciativa que nos motiva, no se reduce solo a la prevención de la ocurrencia de problemas como el abuso sexual infantil, sino también ayuda a los niños a reconocer posibilidades y seguridad para enfrentar otro tipo de problemas.
Para la prevención resultan relevantes una serie de temas que facilitan este proceso. El primer tema que se va a tratar es la autoimagen y autoestima. La auto-confianza es el 90% de la prevención. Si los niños creen que no pueden prevenir el abuso, probablemente ellos no tratarán de hacerlo. Los padres o las personas a cargo de los niños tienen que enseñarles que ellos son personas valiosas como todos los seres humanos y que son capaces de defenderse. Es importante decirle a los niños "tu puedes hacerlo" para que se sientan seguros de sí mismos, y sacarles sus sentimientos de desvalidez como "pobrecito yo" o "yo no valgo nada". Cada persona tiene cualidades muy importantes que hay que resaltar sobre todo en los niños, para que se den cuenta que también son personas útiles dentro de su familia o en su colegio. Lo importante no es decirles a los niños que son perfectos sino hacerles ver que son libres de expresarse como son.

Es igualmente importante hablar del cuerpo humano, ya que es necesario que los niños se reconozcan a sí mismos, ya que así aprenden a valorarse y a valorar a sus compañeros. Enseñar que todas las partes del cuerpo son igualmente importantes, especiales y útiles, y que no deben sentir vergüenza de él. Además, los programas de prevención deben tratar sobre la propiedad del propio cuerpo y del derecho personal a controlar el acceso a él.

El segundo tema es la confianza. El crear lazos de confianza entre los niños, y entre ellos con los adultos es básico para que ellos puedan expresar en cualquier momento sus dudas, inquietudes y temores. Los padres y/o personas a cargo de los niños deben decirle a estos que ellos están en condiciones de escuchar cualquier cosa que ellos sientan que deben decir, sin importar que sea un tema del cual se avergüencen o sientan temor. En muchas ocasiones es importante que el niño tenga otra persona en quién confiar aparte de sus padres, porque la persona que le esta haciendo daño probablemente es algún miembro de su familia. Esta persona puede ser un compañero de colegio, o su profesor, pues con ellos se establecen lazos de confianza, más fácilmente por la cantidad de tiempo que permanecen juntos.

Otros conceptos importantes son la privacidad y el respeto. Es importante retomar estos conceptos por que los niños no tienen muy claro lo que se entiende por privado. En sus hogares se les puede confundir, ya que algunos padres violan el derecho de privacidad de los niños pero exigen el suyo. Respetar es atender, obedecer o cumplir las reglas que nosotros mismos u otras personas han establecido y con las cuales debemos estar de acuerdo.

Respetar es no tocar o coger las cosas privadas de otras personas (Enseñando a los niños a evitar el A.S.I). Es muy importante enseñar a los niños que su cuerpo también merece respeto, que su cuerpo es algo privado y que nadie tiene derecho a tocarlos si ellos no lo desean. Es necesario respetar siempre las cosas privadas de las otras personas y exigir respeto para las nuestras.

Los secretos son otro punto que requieren de discusión profunda. Vamos a establecer dos clases de secretos: los apropiados y los no apropiados. Se debe tratar de enseñar a los niños la diferencia entre lo que puede considerarse como un secreto apropiado y un secreto no apropiado, y la conveniencia de mantener o no diferentes tipos de secretos. Se sabe, a través del estudio de la víctimas de abuso sexual, que la en mayoría de las ocasiones, sea por las exigencias y amenazas del abusador o por la propia percepción negativa de la víctima, se oculta la ocurrencia del abuso sexual incluso a personas de gran confianza, y se tiende a pensar que se trata de una situación que no ocurre a otro tipo de personas. El abuso sexual infantil suele ser uno de los secretos más potentes y dúramente mantenidos a lo largo de la vida de la mayoría de las víctimas. Por ello, este programa invita a que desde el primer momento de su ocurrencia se relate la situación a personas de confianza (si ha sucedido el abuso).

Considero conveniente integrar todo lo visto durante las sesiones con el concepto de abuso sexual. Creo que al final de cada sesión es fundamental introducir este concepto de una manera muy sutil, simple y dinámica para que sea de fácil comprensión para los niños. Proponemos la utilización del juego de roles para que afloren las conductas que se generarían en situaciones difíciles o conflictivas.

En la última etapa del programa (la última sesión) los instructores deben atender todas las preguntas formuladas por los niños para que no queden conceptos en el aire. Además harán entrega a los niños de un manual didáctico, del cual se dará una breve explicación para que con este refuercen los conocimientos adquiridos a lo largo del taller y puedan hacer uso de él en cualquier situación de peligro.

MÉTODO

Sujetos

Uno de los primeros requisitos que vamos a tener en cuenta para la selección de los niños es que pertenezcan a una escuela de clase socioeconómica baja. Escogimos esta clase social ya que existe una mayor probabilidad de ocurrencia del abuso, debido a las condiciones económicas y culturales, además se presentan mas frecuentemente factores de riesgo (hacinamiento, drogadicción, alcoholismo, colecho (dormir en la misma cama con alguno de los padres), ausencia de uno de los padres, inestabilidad económica y laboral).

Un segundo criterio de elección es la edad. Nuestro grupo de niños debe estar entre 8 y 10 años (aproximadamente en tercero y cuarto grado de primaria). Se toma este rango de edad porque los niños tienen mayor habilidad cognitiva para entender el proceso de reproducción humana. En esta etapa es fundamental iniciar al niño en educación sexual y obviamente en abuso sexual pues, como mencionamos antes los niños empiezan a diferenciar objetos y a adquirir conceptos verdaderos y propios de la realidad y de sí mismos, sumado a esto debemos tener en cuenta que los niños entre estas edades tienen la mas alta incidencia de abuso sexual.

No vamos a establecer una distinción de sexo, de tal forma que el programa se puede aplicar tanto a niñas como niños. Teniendo en cuenta que este fenómeno no es exclusivo en las mujeres (o niñas).

Me parece apropiado empezar nuestra investigación con una muestra pequeña, seleccionando al azar (dentro del plantel elegido) cuatro niños de cada grupo de edad (Ej. cuatro niños de 8, cuatro de 9, cuatro de 10, formaran el grupo al que se le aplicará el programa), completando una muestra de veinticuatro niños en total, ya que el grupo control se forma de igual forma que el grupo experimental.

Instrumentos

En términos generales se elabora un programa de prevención del abuso sexual infantil que consta de seis sesiones: introducción, autoimagen y autoestima, confianza, privacidad y respeto, secretos y evaluación final. En cada una de las cuáles se explicará un tema específico y luego se realizará una actividad relacionada con lo expuesto. Éstas se llevarán a cabo dentro del plantel estudiantil escogido para la investigación. Todas estas especificaciones se expondrán mas claramente en un manual anexo dirigido a quien aplicará el programa.

Como se dijo antes, se aplicará un test (Anexo A) de conocimientos de conceptos relacionados con el abuso sexual (antes y después de aplicar el programa). El test va a evaluar los conocimientos que el niño posee sobre el abuso sexual antes de intervenir con el programa; ya que es importante saber si la institución educativa en la que se encuentran da alguna información sobre este tema. El test en su versión post-test va a evaluar la adquisición de nuevos conceptos o el refuerzo de nociones que ya tenían.
Este tipo de tests funcionan a corto plazo, pues el conocimiento sobre el tema aumentó de manera considerable. A largo plazo vuelve el temor original de los niños, el aprendizaje se pierde con el tiempo. Este problema lo queremos atacar con un manual, de tal forma que la información se mantenga en manos de los niños para cuando lo necesiten. En un estudio más reciente, se contempla la posibilidad de aplicar un diseño pre y post test con resultados positivos, acompañado de un programa de prevención. El test que se encuentra anexo, es una aproximación a aquellos elementos que creemos necesario deben estar presentes en la detección y prevención, pero que, debido a nuestra falta de conocimiento acerca de la forma correcta de construcción de pruebas, se hace muy flexible. Necesitamos un soporte teórico más amplio que nos indique la manera en que se deben plantear las preguntas de una manera psicométrica mas avanzada.

Para complementar esta evaluación cuantitativa, nos gustaría acudir a la cartilla "No estás solo" ya que se facilita su uso debido al lenguaje sencillo y claro, que invita a la proyección del niño a través de la creatividad y el juego. Por medio de esta el niño puede expresarse libremente, de tal forma que se hace posible la detección, además le brinda elementos de apoyo en el caso de que esté siendo víctima de abuso. Teniendo en cuenta que el programa se pensó para fortalecer al niño e incentivar la capacidad de manejar sus propias acciones, la cartilla nos permite explorar la percepción del niño sobre sí mismo, los niveles de autoestima y su imagen corporal. También ofrece la posibilidad de descubrir la percepción que el niño tiene de su entorno familiar, detectando la percepción del niño con respecto a sus relaciones familiares, explorando formas de expresión y alternativas de comunicación dentro de su propio entorno. Las actividades que allí se desarrollan permiten que el niño inspeccione sentimientos experimentados por él frente a situaciones concretas, y le proporcionan un espacio de confianza en el que el niño pueda expresar con seguridad sus sentimientos a través del lenguaje. En adición este es un buen método cualitativo que ayuda a que se manipulen aspectos tales como la acertividad y la forma en que el menor aborda las situaciones conflictivas.

Procedimiento

En primer lugar, se procede a instruir a los maestros sobre el tema y el programa de prevención. Luego, se reúne el grupo de niños para realizar una sesión introductoria donde se aplica el test y se brinda información básica acerca del programa y del papel que cumplirá el instructor en este. Además en esta sesión se aplicará la cartilla "No estamos solos". Posteriormente se aplica el programa, sesión por sesión con sus respectivas actividades. Al terminar el programa, en la última sesión, se aplica el mismo test para comprobar si aumentó el nivel de conocimientos sobre el abuso. Estos test se deben aplicar al mismo tiempo en los dos grupos (control y experimental). Al final se compararán y analizarán los resultados (puntajes obtenidos), para dar respuesta a nuestra pregunta investigativa.

El programa tiene una duración total de tres semanas, se realizarán dos sesiones en cada semana. Los días se escogerán de acuerdo a la disponibilidad del plantel, pero se hará la sugerencia de aplicarlo los lunes y miércoles; los martes y jueves o los miércoles y viernes. La duración de cada sesión se especifica en el manual del programa de prevención.

Hasta el momento se han desarrollado diferentes programas que buscan la prevención del abuso sexual en los niños, cuando se habla de prevención se debe tener en cuenta el fortalecimiento del carácter del niño, el fomento de su independencia así como su libertad. Se puede conseguir que los niños tengan mas confianza en si mismos sin atemorizarlos ni fomentar la desconfianza hacia los extraños, sino tratando de afianzar la seguridad en su propia persona.

Para establecer la efectividad de los programas de prevención se debe incluir una metodología apropiada y una medición adecuada de los resultados. Además se debe realizar un seguimiento a los individuos que participaron en el programa preventivo para evaluar los efectos a largo plazo de la intervención.

Se plantean una serie de factores que se deben utilizar para una evaluación completa del síndrome de abuso infantil. En los casos de abuso la evaluación debe incluir un instrumento para cada padre y uno para el niño que analice las interacciones entre los miembros de la familia y su medio.

Algunos de los factores que se deben evaluar son:

- Factores de los padres: Historia de deprivaciones en la infancia, presencia de psicopatología, anormalidades en su personalidad, mala percepción del niño, déficits de conocimiento, actitudes inapropiadas y explicaciones inapropiadas de la condición del niño.

- Factores del niño: Historia de salud sospechosa, anormalidades físicas, anormalidades del desarrollo, anormalidades de personalidad y comportamiento.

- Factores del medio: Presencia de un estresor crónico, presencia de un estresor situacional, reacciones anormales ante el estrés y condiciones de vida peligrosa.

- Factores de la familia: Anormalidades en la interacción familiar y anormalidades en el apoyo familiar. En el campo de la investigación la evaluación la validez y confiabilidad son elementos necesarios para que los instrumentos de investigación sean realmente útiles.

El conocimiento de la confiabilidad y la validez es un requisito indispensable para que los datos de los instrumentos tengan una utilidad óptima.

Dentro de los programas de prevención de abuso sexual por lo general se logran mejoras en el conocimiento de los niños sobre el abuso sexual, por ejemplo sobre caricias buenas y caricias malas y sobre secretos, sin embargo esas mejoras son típicamente un incremento de solo uno o dos conceptos de prevención.

Planteo tres consideraciones metodológicas las cuales se deben tener en cuenta en los programas de prevención de abuso sexual:

La falta de respuesta que evalúa la actitud de los niños en las formas de prevenir el abuso; las limitaciones en las medidas de respuesta usadas (falta de evidencia de propiedades psicométricas); y limitaciones en el diseño como la falta de grupos control y asignamiento aleatorio de condiciones. Además otros problemas en la evaluación de programas para la prevención de abuso sexual incluyen una falta de consideración general de las diferencias de edades.