jueves, 4 de junio de 2009

ERRADICAR EL MALTRATO ESCOLAR









VIOLENCIA ESCOLAR

Intimidación escolar, Acoso, Agresión y Persecución escolar entre pares

BullyingPor Óscar A. Campuzano G.

Bullying es intimidación. Infelizmente, es una palabra que está de moda debido a los innumerables casos de persecución y de agresiones que se están detectando en las escuelas y colegios, y que están llevando a muchos escolares a vivir situaciones verdaderamente aterradoras.
El Bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros. El que ejerce el bullying lo hace para imponer su poder sobre el otro, a través de constantes amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, etc., y así tenerlo bajo su completo dominio a lo largo de meses e incluso años. La víctima sufre agresiones en la mayoría de los casos. El maltrato intimidatorio le hará sentir dolor, angustia, miedo, a tal punto que, en algunos casos, puede llevarle a consecuencias devastadoras como el suicidio.
Casos concretos de Bullying
En Colombia se estima que un 7,6% de los niños y jóvenes estudiantes sufren por este fenómeno de manera constante y que un 15,7% lo vive esporádicamente. Una encuesta del ICBF eleva el porcentaje de víctimas de violencia física o psicológica habitual a un 23% de los alumnos. Y afirma que un 19% de los niños y jóvenes encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de compañeros o en agresiones psicológicas.

Estudios señalan que en 15.9% de los alumnos reconoce que algún compañero le pega, mientras que otros indican que un 69% de los estudiantes dice ser insultado o criticado en el colegio, y que un 33,4% confiesa haber pegado a sus compañeros.
¿Cómo saber si un alumno sufre Bullying?

La mayoría de las veces los padres y profesores son los últimos en enterarse de lo que les ocurre a los chicos.


La vergüenza o el miedo a las represalias son los principales motivos, Si descubre en sus alumnos, alguno de estos signos, actúe…

Esperar a que el asunto se arregle sólo, no sirve de nada…
Aquí les presento algunas señales de alarma:

Como padres debemos estar atentos a:
- Cambios en el comportamiento del niño.
- Cambios de humor.
- Tristeza, llantos o irritabilidad.
- Pesadillas, cambios en el sueño y /o en el apetito.
- Dolores somáticos, dolores de cabeza, de estómago, vómitos.
- Pierde o se deterioran sus pertenencias escolares o personales, gafas, mochila, pantalones rotos, pérdida del estuche, etc. de forma frecuente.
- Aparece con golpes, hematomas o rasguños, dice que tiene frecuentes caídas o accidentes.
- No quiere salir, ni se relaciona con sus compañeros.
- No acude a excursiones, visitas, salidas pedagógicas etc, del colegio.
- Quiere ir acompañado a la entrada y salida.
- Se niega o protesta para ir al colegio.

Como educadores estar atentos a:
- La relación de los alumnos y alumnas en los pasillos, salones y en el patio... En el recreo. En otras zonas. No olvidemos que los peores momentos se sufren cuando los profesores no están presentes.
· Las “pintadas” en las puertas de baños y paredes (Qué nombres aparecen habitualmente.)
· La no participación habitual en salidas del grupo.
· Darle importancia a las risas o abucheos repetidos en clase contra determinados alumnos o alumnas.
· El hecho de hacer cosas de carácter anormal en un momento circunstancial en algunos alumnos puede indicar que no quieren acudir por miedo y que no se atreven a decirlo sobretodo, cuando ese ausentismo sea de un alumno que haces cosas para ser castigado y así no estar en algunas actividades de grupo.
· Estar atentos a aquellos alumnos que sean diferentes. Por su forma de ser o aspecto físico.
· Se queja de forma insistente de ser insultado. Agredido. Burlado...
· Si comenta que le roban sus cosas en el colegio o si cada día explica que pierde su material escolar, les faltan materiales, libros... con frecuencia.
· Investigar los cambios inexplicables de estados de ánimo. Tristeza. Aislamiento personal...del alumno o alumna. La aparición de comportamientos no habituales. Cambios en su actitud: se muestra triste. Poco comunicativo. Lágrimas o depresión sin motivo aparente.
· Escasas o nulas relaciones con los compañeros/compañeras.
· Evidencias físicas de violencia y de difícil explicación, moretones, rasguños o cortaduras cuyo origen el niño no alcanza a explicar, ropa rasgada o estropeada, objetos dañados o que no aparecen.
· Quejas somáticas constantes del alumno. Dolores de cabeza, de estómago o de otro tipo cuya causa no está clara.
· Accesos de rabia extraño.
· Variaciones del rendimiento escolar, con pérdida de concentración, aumento del fracaso.
· Quejas de los padres que dicen que su hijo no quiere ir al colegio.


No olvidemos estos consejos que pueden ayudar a los protagonistas de este drama, y no olvidar que son las víctimas en primer lugar pero también los acosadores y espectadores que necesitarán ayuda urgente.

Algunos consejos prácticos que los
chicos espectadores deben saber:- ¿Sabías que si alguien que esté presenciando una agresividad dice «¡Basta ya!», en la mitad de los casos se termina la agresividad? Eso es difícil de hacer, pero es importante resaltar. Estarse ahí parado y no hacer nada es aprobar la agresividad... Eso te iguala al agresor mismo.- Decirle al agresor que pare, por ejemplo: «¡Para, ya está bien!». «¡Eso no es gracioso!». «¿Te gustaría que alguien te hiciera lo mismo?» Haz que el agresor sepa que lo que está haciendo es estúpido y malo.

· Si sientes que no puedes decir nada, vete del sitio y díselo al adulto más cercano, Haz que vaya a ayudar, ¡Eso no es acusar! Y ojo, que el adulto o profesor vaya en su ayuda!
· Si ves a alguien que sufre una y otra vez las agresiones de otros, sea esa persona, tu amigo, hermano o compañera de clase, puedes hacer mucho para terminar esa situación.· Si el colegio tiene un programa de informe de agresiones, como una línea de teléfono especial o un «buzón de agresores», o un E-mail, úsalo.
· Haz que la víctima se lo cuente a sus padres o a un maestro. Ofrécele que vas con ella si eso le ayuda.· Si el acosado no quiere hablar con nadie, ofrécele hablar con alguien en su nombre.· Involucra tanta gente como puedas, incluso a otros amigos o compañeros de clase, a padres, maestros, orientador o director. No uses violencia contra los agresores ni trates de vengarte por tu cuenta. Es posible que por hablar o ayudar a alguien, hayas hecho que el agresor quiera irse contra ti.
Algunos consejos de urgencia para las víctimas:
- Ignora al agresor, como si no lo oyeras, ni siquiera lo mires.
- No llores, ni te enfades, ni muestres que te afecta… Eso es lo que el agresor pretende, no le des esa satisfacción. Aun si te sientes verdaderamente mal, no dejes que se te note. Más tarde podrás hablar o escribir sobre tus reacciones.
- Responde al agresor con tranquilidad y firmeza. Di, por ejemplo: «¡no!» «Eso es lo que tu piensas.»
- Si puedes, trata de ironizar o tratar con humor lo que te diga. Por ejemplo. «¡Qué pantalones más ridículos!» y tú dices «¡Gracias! Me alegra que te hayas dado cuenta.»
- Aléjate o corre si es necesario si crees que puede haber peligro. Aléjate de la situación. Vete a un sitio donde haya un adulto.
- Si eres una víctima permanente de los agresores, «lo más importante» que tienes que hacer es: hablar con un adulto.
- Comienza con tus padres. Eso no es «acusar». Es pedir ayuda a las personas que te quieren cuando de verdad las necesitas. Haz que tus padres lo hablen con alguien del colegio, no con los padres del agresor
- Si sientes que no les puedes contar a tus padres o que tus padres no te apoyan de la manera que necesitas, habla con otro adulto en quien confíes: un maestro, el director, el orientador. Si no quieres hablar de ello con nadie a solas, lleva un amigo, hermano. Te ayudará mucho llevar a alguien que haya visto cuando te agreden.
- Haz que al adulto le quede claro que esa situación te afecta profundamente. Especialmente si eres víctima de «agresiones verbales», porque muchos adultos no consideran graves las agresiones verbales. La realidad es que esta clase de agresiones es la que más puede hacer daño.
- Si sientes que no puedes decirle a nadie, trata de escribir una carta contando lo que te sucede. Dásela a un adulto en quien confíes y guarda una copia para ti.
Y siempre recuerda:
- Tú no tienes la culpa de ser agredido.
- Tú no tienes que hacer frente a esta situación sólo
- Recuerda que no eres el del problema. Es el agresor el que tiene el problema.
- Trata a los demás como quieras que te traten a ti. Ayuda al que lo necesite, y cuando tú necesites ayuda, alguien te ayudará.
Es por ello fundamental que entre todos tratemos de hacer prevención, manejando toda la información que podamos y sobretodo transmitiendo esa información tanto en la familia como en el colegio o escuela. No debemos olvidar que el “acosador, intimidador, agresor de hoy puede ser el maltratador de mañana” y que nuestra obligación como padres, profesores y profesionales es evitar que la violencia germine en nuestros niños.
Me gustaría recordar tres frases de Mahatma Gandhi activista hindú de la no violencia que se pueden aplicar a cada uno de los tres protagonistas de este importante problema:
Para el espectador:
“Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”

Para el agresor:
“La humanidad no puede liberarse de la violencia más que por medio de la no violencia “

Para la víctima
“No dejes que muera el sol sin que hayan muerto tus rencores”.
ALGUNOS CASOS Y RECOMENDACIONES
HABLANDO DEL MALTRATO ENTRE COMPAÑEROS
A menudo los que están siendo acosados, aquellos con los que se meten y de los que se ríen otros, se sienten tristes, tienen miedo y no cuentan lo que les pasa a nadie. El maltrato se alimenta con el silencio de todos: de los que lo hacen, de quien lo padece, y de quien lo ve y no lo remedia.
Se sabe que la única forma de parar el maltrato entre compañeros es dando a conocer los hechos y los sentimientos y hablando entre todos sobre lo que está ocurriendo. Si se comunica, es más fácil que alguien nos pueda ayudar y nos facilite ideas para detener la agresión.
Si los hechos se hacen públicos, el que se mete con otro tiene que dejar de hacerlo y dar cuenta de sus hechos. No debemos creer que decir la verdad acerca de nuestra indefensión y nuestras preocupaciones es de cobardes. Todo lo contrario: el cobarde es aquél que se ampara en la amenaza y que no da la cara.


DESCRIBIENDO EL MALTRATO
ENTRE COMPAÑEROS



Las relaciones de maltrato se dan cuando alguien hace daño a otra persona de forma repetida.
Así cree hacerse fuerte a los ojos de los demás. Se quiere demostrar que se es importante.

Hay muchas formas diferentes de meterse con un compañero y maltratarlo:

Lograr que el compañero maltratado haga cosas que no quiere hacer y que le pueden traer problemas;
Exigirle dinero;
Hacerle el vacío, consiguiendo que los demás tampoco se relacionen con él o ella;
Insultarle, ponerle motes o apodos, burlarse, reírse de él;
Sembrar rumores, chantajes; chismorrear;
Amenazarle verbalmente o por escrito con notas, mensajes en el móvil o celular...
Darle empujones, coscorrones, pelearse o pegarle.
Cuando un niño o adolescente está siendo acosado, sufre varias de estas situaciones sucesivamente o a la vez, y suele ser un grupo de compañeros el que maltrata, aunque a veces sólo lo hace uno. En ocasiones el chico o chica con el que se meten los demás puede llegar a pensar que tiene la culpa de lo que le ocurre. Puede sentirse tan triste y decepcionado de sus malas relaciones con sus compañeros que tendrá problemas para concentrarse y su rendimiento académico bajará; incluso puede caer en una depresión. En todo caso, su situación personal se convierte en algo que a nadie le gustaría sufrir, y nadie debería sufrirlo.
Los agresores cada vez se sienten más fuertes, se creen más populares y se ven poderosos, pues se les tiene miedo. Su falta de respeto por los otros y su intolerancia hacen que le vayan perdiendo el respeto a más gente, pudiendo llegar a convertirse en los matones de la clase, a los que se les tiene miedo y con los que -en el fondo- nadie quiere estar.
SE METEN CONMIGO MÁS QUE
CON OTROS COMPAÑEROS; ME
GUSTARÍA HACER ALGO”
Algunos chicos y chicas creen que, cuando se meten con ellos, lo mejor es callarse y pasar desapercibido, pero eso a menudo agrava la situación.
Tampoco hay que ir por el mundo desafiando a aquellos que nos gastan una broma o que se meten un poco con nosotros. A veces es mejor evitar una situación que nos pueda resultar difícil.
Pero: Cuando de forma continuada se metan mucho contigo, o con un compañero, debes recordar lo siguiente:
Cuéntaselo a alguien: a un amigo, un profesor, al orientador, a tus padres, o pide ayuda a través del 123, esta Línea de Ayuda es gratuita.Tú solo posiblemente no puedas hacer frente a un acoso reiterado de un grupo de compañeros. No es ninguna vergüenza pedir ayuda. Hazlo y te escucharemos.Busca protección en otros compañeros: no andes solo/a; busca amigos/as con quien relacionarte.Respétate a ti mismo/a y piensa que nadie tiene derecho a tratarte mal de forma reiterada y con intención de hacerte daño. Sé firme en la convicción de que tú vales tanto como cualquier otra persona.Intenta no mostrar miedo. En cuanto puedas, expresa tus sentimientos a alguien en quien puedas confiar y que pueda ayudarte a buscar soluciones.
Hazle saber al profesor director de grupo, lo que te pasa y que te gustaría que se hablara de la convivencia en tu grupo clase, sin tener que centrarse en tu problema en particular.Revisa si hay algunas cosas de las que dices o haces que irrita a tus compañeros o no suele gustarles e intenta cambiarlas. Practica otras formas de responder en esas situaciones concretas.
“ALGUNOS COMPAÑEROS ME VEN DIFERENTE... Porque soy de otra raza, país, religión o bien soy diferente físicamente: más gordo, más bajo, más alto, visto diferente... SIENTO QUE SOY CULPABLE DE ALGO ...
¿QUÉ ME PASA?”



“ME GUSTARÍA DECÍRSELO A MIS PADRES O AL PROFESOR, PERO NO SÉ CÓMO HACERLO”


Muchos chicos querrían hablar de los problemas que están sufriendo o que están viendo que sufren otros, pero no se atreven a hacerlo, ni ven el momento adecuado para ello. A veces ni siquiera se atreven a comentarlo con otro compañero, aunque sea su amigo. Les da vergüenza y les duele tener que reconocer que están en una situación de indefensión que refleja debilidad ante alguien que se ha erigido como poderoso. Sin embargo es necesario que el maltrato salga a la luz. Es la única forma de que paren las agresiones.
En ocasiones en el maltrato no se ha producido ninguna agresión física, sino que el temor nace de una amenaza velada o indirecta, como por ejemplo a través del teléfono móvil o Internet, y no se puede determinar con exactitud quién está detrás de ella.

Por eso no se sabe cómo explicarlo. Aún así, es necesario que se cuente, que se hable de ello y que se ayude, tanto al que arremete contra otro como al agredido. Piensa que es muy posible que el agresor necesite contarlo tanto o más que tú, pues necesita aprender a dejar de actuar así con los demás.
Pero, si no sabes cómo contarlo a un adulto o tienes miedo a que te tachen de “lambón”, piensa que no hay ninguna justificación para que sigas sufriendo tú o un compañero, y que los conflictos hay que abordarlos para que se resuelvan.
Por ello te sugiero:
No esperes hasta que el nivel de daño u hostigamiento te haya causado mucho miedo o malestar. Actúa en cuanto sientas que se están pasando contigo, que cada vez son más personas las que te maltratan o lo hacen con más frecuencia o intensidad. Actúa cuanto antes.
Decide a qué adulto o compañero le quieres contar tu problema Busca un momento tranquilo en el que puedas hablar con sinceridad para expresar lo que te pasa. Le debes contar los hechos, tus emociones (lo que sientes, tus inquietudes, tus miedos...), tus deseos... y solicitar ayuda.

Pídele que sea discreto, que no vaya contando a cualquiera lo que te está pasando y que te ayude a trazar un plan para detener el maltrato.
Confía en que, en realidad, casi todo el mundo piensa que no está bien que un compañero sufra por la agresión de otro. Tendrás muchos más apoyos de los que esperas. Cree en ti y en los demás.

“SON COSAS NUESTRAS… SÓLO ES UNA BROMA”



Cuando alguien se mete con otro, una de las frases más usuales para justificarlo es: “era una broma”, o “siempre nos tratamos así” entre compañeros, o “no es para tanto”. Estas palabras suelen encubrir el reconocimiento de que se ha actuado mal, pero no se quiere reconocer la falta. Reconocer los propios errores es el mejor método para demostrar que realmente se quiere cambiar, que se quiere dejar de agredir.

A algunos chicos o chicas les cuesta entender que, al agredir, otros sufren; es decir, que aquello que te hace daño a ti también hace daño a los otros. No entienden el concepto de “empatía”, es decir, la capacidad de ponernos en el lugar del otro y ser capaz de entender sus sentimientos.

A todos nos gusta que los demás nos comprendan y nos traten con respeto. En la amistad hay una situación de igualdad en la que los amigos se gastan bromas, juegan, pero no tienen la intención de hacerse daño. En el caso de que esto ocurra, los amigos se piden perdón y hacen las paces. Así aprenden a tenerse confianza y respeto.
Sin embargo, cuando unos se meten con otros con intención de dañar, les hacen sufrir. Sienten placer al ver que son más fuertes y que pueden humillar con facilidad y continúan haciéndolo. Son incapaces de sentir empatía y aceptar que la otra persona lo está pasando mal.
Cuando sucede esto, estamos ante una situación de maltrato entre compañeros, y quien siga por ese camino, acabará siendo mal visto por los demás y sintiéndose tan mal como aquél a quien agrede. Ya no es “una broma”, es acoso y falta de respeto hacia una persona.
Y SI TÚ TE METES CON OTROS COMPAÑEROS...
Sólo algunos chicos o chicas hacen sentir miedo a los demás. En su comportamiento suelen reproducir una imagen dura y agresiva que no refleja sus sentimientos. Esta “máscara” es más frecuente entre los chicos. Las chicas prefieren formas de maltrato menos manifiestas: sembrar rumores, hablar mal de alguien, excluir de su círculo de amistades…

Con frecuencia quien se mete con los demás suele tener problemas en casa, o reproduce un comportamiento agresivo que ve en su entorno, o simplemente no sabe controlarse. Si éste es tu caso, seguramente lo estás pasando mal y en el fondo te sientes inseguro, pero quieres demostrar dureza ante los demás. La agresión reiterada acabará volviéndose en tu contra y haciéndote daño a ti también.
Por ello ten en cuenta lo siguiente:
No creas que la gente te respeta por asustarla. Simplemente te tiene miedo, pero no eres realmente aceptado.
Busca el respeto de los demás, no el dominio sobre los demás.
No te conformes con tu forma de actuar. Intenta cambiar tus reacciones agresivas y fíjate en cómo actúan otras personas en las mismas circunstancias.
Date cuenta de que a corto plazo es posible que ganes, pero a largo plazo, si continúas metiéndote con otras personas, tendrás muchos problemas en la vida. La agresión tiene consecuencias que tarde o temprano tendrás que asumir.

Pide ayuda a algún profesor, orientador o tutor si tienes problemas familiares. Si te encuentras mal o necesitas hablar de tus problemas con alguien, confía en los demás.
Piensa en el daño que les estás haciendo a los otros. Ponte en su lugar e intenta imaginar cómo te sentirías tú.

Si tus amigos refuerzan tus tendencias violentas y te retan a actuar a veces como un matón, busca nuevas amistades y retírate poco a poco de ellos.
Cuando te sientas enfadado y no puedas controlar tu ira, respira hondo e intenta autocontrolarte. Cuenta hasta cinco antes de actuar y, si te es posible, retírate a un lugar tranquilo en el que puedas desahogarte.
“A VECES ACOMPAÑO A QUIENES INSTIGAN A OTROS COMPAÑEROS E INCLUSO ME METO TAMBIÉN CON ALGUNO, PERO NO PARTICIPO ACTIVAMENTE. SOMOS SÓLO UN GRUPO DE AMIGOS QUE NOS LO PASAMOS BIEN”
Una de las claves del maltrato es la acción en grupo. Se suele empezar con simples bromas (por ejemplo, poner un apodo ofensivo). Después se forma un grupo que repite la ofensa insistentemente. Poco a poco se van incrementando la intensidad y gravedad de las acciones.
En estos casos suele haber un líder (el que más acosa, tiene más ideas para hacer daño,...) que se ampara en el grupo, se siente arropado y protegido. Conforme avanzan en su acoso, los grupos de agresores se cierran más al resto de los compañeros, y utilizan a la víctima como una forma de reforzar la sensación de pertenecer a su grupo.
Sus acciones encuentran a veces reflejo en la actuación de los demás. Así, quien quiera entrar en el grupo de agresores puede maltratar igualmente a la víctima para poder ser admitido. Incluso puede llegar a formarse un segundo grupo que, sin agredir con la intensidad que el primero, empiece a meterse también con la víctima; así sienten que adquieren su parcela de poder.
Todo esto causa miedo entre los compañeros. Los observadores que ríen las “gracias” y los que no denuncian lo que están viendo, refuerzan las acciones intimidatorias del grupo de agresores. Si participas de cualquiera de estas formas en situaciones de maltrato, estás animando a que se formen grupos que acosen a los demás.
“YO NO LO HAGO PERO SÉ QUIÉN LO ESTÁ HACIENDO… Y QUIÉN LO PADECE. ME GUSTARÍA QUE NO LO HICIERAN, PERO NO SÉ BIEN QUÉ HACER PARA AYUDAR AL CHICO/A CON EL QUE SE METEN”Hacer frente a las situaciones de maltrato puede dar miedo, pues tendemos a pensar que si ayudamos al chico o chica con el que se están metiendo, nos vamos a convertir también en un objetivo. Sin embargo, si te mantienes en silencio, tu actitud será interpretada como aprobación del acoso y te convertirás indirectamente en parte de los que acosan.
También es verdad que, en ocasiones, no sabes bien quién empezó a meterse con quién, especialmente si el acosado a su vez se mete con otros, y entonces piensas que es más sencillo no meterse en problemas.
Pero hay muchas formas de ayudar sin tener que enfrentarte frontalmente con los agresores. Te sugerimos las siguientes estrategias:
No rías las gracias de los que se meten con otros.Habla con el compañero acosado y pregúntale cómo se siente y lo que está ocurriendo.Comenta con un profesor de confianza lo que estás viendo.Cuenta en casa la situación y busca consejo en tus padres.En caso de agresiones reiteradas o de intensidad muy grave (pelea, vejaciones, robos, agresiones en los vestuarios del gimnasio, persecuciones a la salida de clase, amenazas graves, u otras acciones que puedan causar mucho daño), avisa inmediatamente a un adulto.Propón la discusión de este tema en clase como preocupación del grupo.Crea, con la ayuda del Director de grupo, un grupo de voluntarios que ayuden a posibles víctimas.Redacta entre todos, en clase, un código de respeto entre compañeros.No calles: Es tolerancia hacia el agresor.
“ME GUSTARÍA HACER ALGO PARA QUE ESTAS COSAS NO OCURRIERAN EN MI ESCUELA”
El maltrato entre compañeros se da en todas las escuelas con mayor o menor intensidad. Si los profesores, los padres y los alumnos son conscientes de que el maltrato existe; si han hablado sobre el tema y todo el mundo tiene claro lo que es tolerable y lo que no en las relaciones entre compañeros: el maltrato será mucho más leve, porque se podrá hablar con facilidad sobre lo que nos hace sentir mal.

No todas las escuelas actúan igual y no todas lo consideran un tema de especial interés. En algunos lugares piensan que no se produce maltrato alguno.
Sin embargo, olvidan que se puede maltratar de formas muy sutiles (amenazas, chismes, exclusión o rechazo...), que también son formas de herir y de acosar a otros.

Tú puedes ayudar a que no se produzcan estas situaciones. ¿Cómo?:
Siendo crítico con este tipo de comportamientos y no permitiendo que las bromas se conviertan en agresión intencionada y, sobre todo, no participando ni callándote cuando vea que se está haciendo.
ÓSCAR AUGUSTO CAMPUZANO GARZÓN

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